El gobierno del presidente Joe Biden eligió a Los Ángeles como sede de la cumbre de dignatarios de América Latina y el Caribe que es una parte fundamental de su proyección en una región cada vez más cortejada por adversarios estadounidenses como Rusia y China.
La Cumbre de las Américas, programada para la semana del 6 de junio, se enfocará en la defensa de la democracia y los derechos humanos en el Hemisferio Occidental, así como en atender la migración ilegal, el cambio climático y los esfuerzos para garantizar un crecimiento equitativo en momentos en que la región emerge de la pandemia de COVID-19, dijo un alto colaborador legislativo que fue informado por el Departamento de Estado.
Será la primera vez que Estados Unidos albergue la cumbre regional desde 1994, cuando el presidente Bill Clinton recibió a los dignatarios de la región en Miami en busca de un acuerdo de libre comercio que abarcara desde Alaska hasta Tierra del Fuego.
El ambicioso objetivo quedó de lado hace tiempo, luego del surgimiento de más gobiernos izquierdistas y antiestadounidenses en varias partes de la región, lo que ha llevado a muchos expertos a cuestionarse la necesidad de una costosa reunión de más de 30 jefes de Estado en la que cada uno promueve su propia agenda bilateral con Washington, pero sin que exista mayor cooperación entre ellos.
En los últimos años, la región ha diversificado sus vínculos comerciales y diplomáticos, pero Estados Unidos ha permanecido sin mayor interacción, mientras que Rusia, China, Irán y otras potencias extranjeras rivales de Estados Unidos aumentan su influencia en una región que durante décadas fue conocida como el patio trasero de Washington.
El presidente Donald Trump ni siquiera se molestó en presentarse a la última reunión, realizada en Perú en el 2018.
Se desconoce a qué ciudades derrotó Los Ángeles durante el proceso de selección. Pero se dice que ciudades como Miami, Houston y Nueva Orleans también fueron consideradas.
Al final, Los Ángeles — un bastión demócrata en el que la vicepresidenta Kamala Harris tiene un gran arraigo — fue considerada como una elección segura y que refleja el enfoque del gobierno en atender las causas de la migración desde México y Centroamérica. Muchos de los migrantes que huyen de las adversidades económicas y la violencia del crimen organizado en la región se han asentado en Los Ángeles.
La Casa Blanca señaló en un comunicado en el que anunció su decisión que “los intereses vitales de Estados Unidos están íntimamente ligados al destino de nuestros vecinos más cercanos en el continente americano”.
“La capacidad de nuestras democracias para reducir la brecha entre nuestras promesas y los hechos depende en buena medida de lo que hacemos, juntos, para mejorar”, añadió.
Se desconoce si los gobernantes de las 35 naciones del hemisferio serán invitados a la cumbre. Cuba ha sido excluida en ocasiones anteriores, pero en la cumbre de Panamá 2015 el entonces mandatario Barack Obama estrechó la mano del expresidente Raúl Castro como parte de sus gestiones para restablecer relaciones diplomáticas con la isla.
Otro punto delicado es Venezuela. El gobierno de Biden ha continuado con la política de Trump de reconocer al líder opositor Juan Guaidó como el gobernante legítimo de la isla, lo que significa que es poco probable que se invite al ilegítimo presidente Nicolás Maduro.
El gobierno estadounidense ha adoptado una postura similar con el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, debido a la represión de opositores y las irregulares elecciones que realizó luego de apresar a todos los candidatos opositores, y tiene serias dudas respecto al compromiso con la democracia del presidente salvadoreño Nayib Bukele.