(Foto: EFE)
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La extensa exclusiva del diario detalla 18 años de ingresos, gastos e impuestos del presidente estadounidense, en las que no aportó nada al fisco en impuestos federales durante 11 años y solo pagó US$ 750 en sus primeros dos años en la Casa Blanca, al tiempo que dedujo gastos extravagantes como sus US$ 70,000 en peluqueros.

El trabajo del diario muestra a un Trump con negocios ruinosos, un volumen de deudas que pone en riesgo su solvencia y una estructura de deducciones, triquiñuelas legales y posibles conflictos de intereses que podrían llevar al Servicio de Recaudación de Impuestos (IRS), que como presidente él mismo supervisa, a reclamarle unos US$ 100 millones.

Estas son algunas de las revelaciones más importantes y sorprendentes del análisis de las declaraciones de impuestos de Trump entre el 2000 y 2017, así como documentos de otros años publicadas por el diario:

- Trump pagó cero dólares en impuestos federales en 11 de los 18 años examinados y en el 2016 y 2017 pagó solo US$ 750 cada uno de esos años.

- El presidente además recibió una devolución por valor de US$ 72.9 millones por los impuestos pagados entre el 2005 y 2007, tras acogerse en el 2010 a una medida creada por la crisis del 2008 y que le permitió recuperar el dinero pagado al fisco precisamente durante los años que más declaró. El IRS tiene abierta una auditoria sobre ese monto que podría tener que devolver con intereses y penalizaciones.

- El presidente evitó pagar impuestos trasladando pérdidas de otros años, especialmente de las incurridas entre los años 1985 y 1994, que lo convirtieron en uno de los mayores declarantes de pérdidas personales de todo el país.

- Por medio de la cesión de su nombre a proyectos inmobiliarios o de otra índole, Trump ganó más de US$ 427 millones entre el 2004 y 2018.

- Trump tiene deudas personales por valor de unos US$ 421 millones, cuyos pagos tendrá que afrontar en los próximos cuatro años y que lo ponen en riesgo de insolvencia durante su segundo mandato, si resulta reelegido.

- Trump reducía su base imponible añadiendo gastos como sus US$ 70,000 en cuidado del cabello y otros US$ 100,000 en el estilista y maquilladora preferida de Ivanka Trump o los gastos de su helicóptero.

- Trump utiliza la declaración de “conservación” de espacios naturales en un campo de golf, así como en la gigantesca mansión de Seven Spring, al norte de Nueva York, que además declara como inversión, no como vivienda, con lo que ahorra en pago de impuestos, pese a que su hijo Eric ha declarado que la utiliza como “base de operaciones”.

- Trump podría haber pagado a su hija Ivanka US$ 747,622 por trabajar como consultora, otro coste que puede deducirse, según cifras que coinciden en la declaración de gastos del presidente y la de ingresos de su hija, que era empleada de la “Organización Trump”, con lo que la contratación podría ser fraudulenta.

- El presidente habría recibido más dinero de extranjeros y grupos de intereses a través de sus negocios hoteleros y campos de golf de lo que se sabía hasta la fecha. Esto eleva las dudas sobre si Trump favorece un ‘quid pro quo’ tácito.

- Gran parte de sus ingresos por negocios en el extranjero, la mayoría por ceder su nombre a propiedades, llevaban vinculados altos gastos en consultoría, con lo que Trump reducía el beneficio y por ende el monto imponible.

- Negocios como el Hotel Trump de Washington DC, el resort de Doral, cerca de Miami o Mar-a-Lago, en Palm Beach, son un sumidero de pérdidas y su propiedad más rentable, la Torre Trump en Manhattan, podría dejar de aportar liquidez por el impacto del coronavirus, además de obligarle a pagar una hipoteca de US$ 100 millones antes del 2022.