La promesa de la Reserva Federal (Fed) de llevar el empleo en Estados Unidos a nuevas cotas ocurrió en un momento desgarrador el pasado agosto, cuando se habían perdido 12 millones de puestos de trabajo por la pandemia, la inflación se había desplomado a la mitad del objetivo del banco central y no se veía un final claro a la peor crisis sanitaria en un siglo.
Luego vinieron tres vacunas, una recuperación constante del empleo, billones de dólares más en estímulos fiscales, el crecimiento económico más rápido de los últimos 40 años... y el alza de los precios.
Un cambio constante en la retórica del banco central desde que la inflación se disparó en la primavera boreal ha desencadenado ahora el debate sobre la profundidad del nuevo compromiso de la Fed con el empleo, y cuánto tiempo tolerará una inflación elevada mientras espera un repunte “amplio e inclusivo” del empleo.
No se ha tomado ninguna decisión. El banco central está hablando activamente sobre cuándo reducir sus compras de bonos de emergencia por valor de US$ 120,000 millones al mes, y el presidente de la Fed, Jerome Powell, podría discutirlo en sus comentarios del viernes en una conferencia anual virtual en Jackson Hole, en el estado de Wyoming.
Una decisión aún más importante sobre cuándo subir las tasas de interés desde cerca de cero sigue siendo, con toda probabilidad, muy lejana.
Pero con cada informe sucesivo que muestra la inflación por encima del objetivo del 2% de la Fed, el tono ha cambiado. Los funcionarios de la Fed reconocen ahora que la inflación puede ser más persistente de lo que pensaban.
Además, algunos están reduciendo las expectativas de una recuperación total del nivel de empleo o de la participación en la población activa anterior a la pandemia.
El debate no se resolverá pronto, pero el carácter repentinamente bifronte de la discusión ha puesto en duda, para algunos, el valor del nuevo enfoque de la Fed.
“Creo que han perdido la calma”, dijo Adam Posen, presidente del Instituto Peterson de Economía Internacional y antiguo miembro del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra. En sus últimos comentarios “no han reforzado su compromiso con avances amplios e inclusivos” en el mercado laboral.
Richard Clarida, el influyente vicepresidente de la Fed, no estaría de acuerdo. En una reciente presentación ante el Instituto Peterson, dijo que su perspectiva es que la inflación esté por encima de 2% durante tres años consecutivos, que el desempleo sea tan bajo a finales del 2022 que los avances se perciban claramente y que los empleos vuelvan al nivel anterior a la pandemia, y que una subida de tasas en el 2023 sea “totalmente coherente” con el nuevo enfoque de la Fed.
Inflación versus empleo
Podría decirse que los últimos datos de inflación, el más reciente de los cuales casi duplica el objetivo de 2%, habrían sido afrontados de forma más agresiva por Fed anteriores.
Algunos creen que ahora es necesario un enfoque más duro. “Ya es un poco viejo decir que se trata de un aumento transitorio de los precios”, afirmó Vincent Reinhart, economista jefe de Mellon, señalando que las encuestas muestran que las empresas están dispuestas a traspasar las subidas de precios.
“Si las empresas dicen estar preocupadas por los precios pagados y tienen poder de fijación de precios, entonces no tenemos estabilidad de precios. Las ruedas están engrasadas para que los costos se traspasen”.
Sin embargo, con el nuevo marco, la Fed se ha comprometido a no cortar de raíz el crecimiento del empleo y, para asegurarse de que la inflación alcance el objetivo de 2% de media, permitirá que supere ese nivel “moderadamente durante algún tiempo”.
Sin embargo, cuando se presentó la nueva estrategia, conllevaba un tipo de promesa aún más profunda. Los responsables de la política monetaria llevan mucho tiempo viendo la tensión entre el desempleo y la inflación.
Si la inflación es demasiado alta, la Reserva Federal puede controlarla mediante subidas de tasas, aunque sea a costa de un mayor desempleo. Cuando la inflación es débil o el desempleo elevado, puede reducir las tasas y tener más puestos de trabajo a costa de precios más altos.
Durante 10 años de expansión económica tras la recesión del 2007 al 2009, esa relación no se mantuvo. A medida que el desempleo caía, la inflación se mantenía baja, y los funcionarios de la Reserva Federal llegaron a la conclusión de que podían aprovecharse de ello y asumir un mayor riesgo de inflación para crear el tipo de economía “caliente” y de mercado de trabajo robusto que ayuda a los más desfavorecidos.
La equidad no es un objetivo considerado en el mandato del Congreso a la Fed, pero los funcionarios han prestado más atención a esta cuestión a medida que se han ido apreciando mejor los costos económicos de la desigualdad.
El dilema surgió cuando la pandemia reanimó lo que la Fed creía haber evitado: el conflicto entre la inflación y el empleo.
En pleno debate sobre el marco en el 2019, la Fed veía mucho empleo y poca inflación; ahora la inflación es alta, pero con seis millones de personas menos trabajando que antes de la pandemia.
La situación ha obligado a hacer un ajuste de cuentas antes de lo previsto sobre cuestiones que quedaron sin resolver de la nueva estrategia.
¿Qué significa “moderadamente” cuando se trata de rebasar la meta de inflación? ¿Hasta qué punto puede la economía recrear las condiciones previas a la pandemia, en las que, por ejemplo, el desempleo alcanzaba mínimos históricos para los afroamericanos y la proporción de adultos empleados o que buscaban trabajo aumentaba constantemente?
La “tasa de participación en la población activa” alcanzó el 63.4% en enero del 2020. Ahora es de 61.7%. El desempleo entre afroamericanos alcanzó un mínimo histórico de 5.2% en agosto del 2019, e incluso entonces fue 1.8 puntos porcentuales más alto que el de los blancos. En julio era de 8.2%, frente al 4.8% de los blancos.
Un objetivo “ambicioso”
Ante la amenaza de la inflación, algunos funcionarios de la Fed han comenzado a evaluar cuánto se puede esperar de la recuperación del empleo.
Clarida, en lugar de ver un repunte completo de la tasa de participación de la población activa, dice que puede volver a una “tendencia demográfica” no especificada, arrastrada por el envejecimiento de la población.
Si bien Powell ha hablado de la difícil situación de los trabajadores desplazados, también menciona la mayor cantidad de personas, tal vez dos millones o más, que se jubilaron durante la pandemia, lo que alarga el tiempo para volver al nivel de empleo anterior a la pandemia y aumenta la probabilidad de que la Fed suba las tasas de interés antes de que eso ocurra.
Mucho depende de la inflación. Si ésta resulta ser el producto de las perturbaciones de la oferta mundial y de la reapertura, y retrocede por sí sola, la posible contrapartida con el mercado de trabajo se suaviza.
Si no es así, las prioridades de la Reserva Federal se pondrán a prueba de una forma que no estaba prevista cuando se aprobó la nueva estrategia.
“Han fijado un objetivo muy ambicioso. Este es el primer año. No sabremos si tiene éxito durante al menos un par de años”, dijo Edward Al-Hussainy, analista senior de tasas y divisas de Columbia Threadneedle Investments. “La primera prioridad sigue siendo la recuperación del mercado laboral. La gente está empezando a perder el foco en eso”.