Escuelas de EE.UU. (Foto: AP)
Escuelas de EE.UU. (Foto: AP)

No hablar de identidad de género u orientación sexual en clase, prohibir libros que traten estos temas en las bibliotecas... En se multiplican los proyectos de ley para limitar las discusiones sobre homosexualidad o transidentidad de niños, relanzando una guerra cultural que fractura al país.

El sistema educativo, espejo de un país dividido, es desde hace meses escenario de enfrentamientos por la enseñanza del racismo, la historia o la sexualidad.

La última batalla se está dando en Florida, donde un proyecto que prohíbe a los maestros hablar sobre la identidad de género y la orientación sexual hasta cierto grado o de manera que se considere inapropiada para el público joven, avanzó el martes en el Senado de eses estado del sureste del país.

El texto -cuyos detractores llaman “Don’t say gay” (“No digas gay”) en tanto cuenta con el apoyo del gobernador Ron DeSantis, figura del Partido Republicano- provocó la reacción de la Casa Blanca.

“Los líderes republicanos buscan regular lo que los niños pueden leer, lo que pueden aprender y, lo que es más preocupante, lo que pueden ser”, dijo el martes una portavoz del gobierno de Joe Biden.

La el proyecto de ley transmite la idea de que las personas “son indecentes simplemente por lo que son”, denuncia Brandon Wolf, de la organización Equality Florida.

“Esto va a matar niños”, tuiteó Chasten Buttigieg, esposo del ministro de Transporte Pete Buttigieg, citando un estudio del Proyecto Trevor según el cual el 42% de los jóvenes LGBT consideraron seriamente el suicidio en el 2021.

“Hablar de estos temas en un marco de tolerancia reduce el número de intentos de suicidio”, comentó Natasha Poulopoulos, psicóloga infantil en Miami.

A partir de los siete años, los niños pueden tener “una idea bastante clara de su identidad de género”, dice. Por lo tanto, prohibir estas materias en el medio escolar “solo los encerraría más en el armario”.

“La idea no es animar a los niños a hablar de sexo”, sino darles la oportunidad de reflexionar sobre “cómo se sienten” y que “sepan que pueden hablar si lo desean”, destacó.

“Fuerzas externas”

Tina Descovich, cuya organización Moms for Liberty defiende la ley, niega que el texto sea discriminatorio. “Se trata de permitir que los padres críen a sus hijos y tengan voz y voto en lo que les sucede”, dijo.

Citando el ejemplo de una mujer que se enteró de que su hija de 13 años había tenido reuniones en su escuela sobre su identidad de género durante las cuales le informaron de la posibilidad de usar “el baño de hombres”, proclama: “Esto no es normal”.

Estas discusiones, como las de orientación sexual, deben realizarse “en casa”, “a una edad adecuada”, insiste.

Una madre californiana, Jessica Konen, emprendió acciones legales contra las autoridades escolares de su condado. Acusa a dos maestras de haber alentado a su hija, entonces en sexto grado, a usar un nombre de pila masculino y reprocha haber sido excluida de esas discusiones.

La Asociación de Maestros de California (CTA) manifestó su “preocupación” por un clima en el que “fuerzas políticas externas” buscan “dividir” a padres, maestros y escuelas.

“Adoctrinamiento”

Proyectos similares al de Florida han surgido en otros estados. En Arizona, un texto en discusión obligaría a los maestros a advertir a los padres si su hijo habla sobre su identidad de género.

En Indiana, un legislador presentó un proyecto de ley que obligaría a obtener el permiso de los padres antes de hablar con los estudiantes sobre la orientación sexual o la identidad trans.

En Oklahoma, otro proyecto de ley busca prohibir en las bibliotecas escolares libros con “preferencia sexual” o “identidad de género”.

Los activistas LGBT recuerdan que a fines de la década de 1980 el país vivió una ofensiva similar, cuando el sida era una epidemia. Las autoridades se vieron entonces obligadas a establecer cursos de educación sexual sobre el VIH.

Pero los conservadores se aseguraron de que no se hablara de homosexualidad en las escuelas por temor a un “adoctrinamiento” de los niños, destaca Clifford Rosky, profesor de derecho constitucional en la Universidad de Utah.