Un aumento de la inflación está fortaleciendo una amenaza política para el plan del presidente Joe Biden de un vasto nuevo gasto federal en infraestructura y programas sociales, lo que se suma a las preocupaciones de los funcionarios de la Casa Blanca después de un decepcionante informe de empleos publicado el viernes.
Los opositores republicanos de Biden han aprovechado el aumento de los precios, el ritmo de contratación más lento de lo esperado e incluso la creciente escasez de combustible debido a un ataque informático al oleoducto Colonial Pipeline Co. para comparar su Administración con la era de “estanflación” del expresidente Jimmy Carter. El espectro de las horas de espera en las filas para llenar combustible solo ha mejorado la comparación.
Las críticas del Partido Republicano aumentaban incluso antes de que el informe del miércoles mostrara que los precios al consumidor subieron mucho más allá de los pronósticos para abril. El índice aumentó un 0,8% con respecto al mes anterior y un 4.2% desde abril de 2020. Ambas lecturas fueron las más altas en más de una década.
El informe también puede avivar la ansiedad en el propio partido de Biden y entre los legisladores de ambos lados del espectro político sobre sus planes de gastar unos US$4 billones para reconstruir la economía estadounidense.
Las últimas tendencias económicas, si se mantienen, representan una amenaza para un Gobierno que hace solo dos meses anunciaba el rápido aumento de las tasas de vacunación, un fortalecimiento en la creación de empleos y una gran victoria en la promulgación del proyecto de ley de alivio de la pandemia de US$1.9 billones.
Ahora, el aumento de los precios, junto con algunas pruebas que sugieren que los generosos beneficios federales pueden estar impidiendo que se llenen las vacantes de empleo, podrían perjudicar el caso de Biden para su plan de empleos liderado por obras de infraestructura y el plan de apoyo a las familias, centrado en programas sociales.
Los asesores de la Casa Blanca dicen que las preocupaciones republicanas sobre la economía son exageradas, e insisten en que cualquier aumento significativo de la inflación este año será temporal a medida que la economía se recupera después de más de 12 meses de pandemia.
El crecimiento actual del empleo es muy débil y es probable que se acelere en los próximos meses, acompañado por el aumento de los salarios. Los asesores observan de cerca un posible incremento de los precios en áreas como el sector de viajes y artículos para el hogar, ya que son segmentos donde la demanda puede superar la oferta y hacer subir los precios.
La Reserva Federal ha dicho que no ve riesgo de inflación amplia o sostenida. Los demócratas están impulsando los planes de Biden y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y otros líderes del partido destacan la necesidad de invertir en infraestructura a nivel nacional.
El Partido Republicano ha aprovechado el aumento de los costos de la gasolina, la madera, los semiconductores y otros bienes como evidencia de un posible incremento de la inflación, y como una razón para detener los planes de gasto de Biden.
El líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, culpó al paquete de ayuda por el COVID-19 de US$1.9 billones que Biden promulgó en marzo y que extendió un bono de beneficios por desempleo de US$300 hasta septiembre. McConnell dijo que prácticamente todos los empleadores con los que habló en Kentucky la semana pasada le dijeron que les resulta difícil encontrar trabajadores cuando Washington les paga “una bonificación por permanecer desempleados”.
Los asesores de Biden argumentan que la pandemia y la falta de cuidado infantil son la causa principal del lento regreso al empleo. Los aliados del presidente dicen que las propuestas de gasto en infraestructura y en las familias del país se extienden a lo largo de varios años, lo que significa que el efectivo no ingresará rápidamente en la economía. Biden también dice que todo el gasto propuesto se compensa con aumentos de impuestos, por lo que los paquetes propuestos se pagan solos.
Tales argumentos pueden no importar si los republicanos pueden capitalizar el alza de los precios en artículos de primera necesidad como gasolina y comestibles para poner en duda los nuevos planes económicos de Biden. Mucho más preocupante para la Casa Blanca es el riesgo de que los argumentos de los republicanos eviten que demócratas moderados apoyen los planes del presidente.