Los consumidores estadounidenses se tomaron un respiro en noviembre, un mes después de un fuerte aumento del gasto durante el período de Acción de Gracias, pero esa pausa corre el riesgo de volverse más duradera si los estadounidenses frenan más el gasto ante la mayor inflación en décadas y la variante ómicron.
Las compras de bienes y servicios, ajustadas por el aumento de los precios, registraron pocos cambios tras una sólida alza del 0.7% en octubre. Las cifras del Gobierno fueron el punto culminante de una serie de informes económicos publicados el jueves previo a las festividades de fin de año, que mostraron aumentos en los pedidos de bienes duraderos, las ventas de viviendas nuevas y la confianza del consumidor.
Detrás de las cifras de gasto hay una serie de contracorrientes. Ante las noticias sobre los problemas en las cadenas de suministro, muchos estadounidenses iniciaron este año sus compras navideñas antes de lo habitual, lo que ayuda a explicar el fuerte avance del mes anterior.
Pero los consumidores también se enfrentan a la inflación más rápida en décadas. Cada viaje al supermercado o a la gasolinera consume más de sus salarios, dejando menos para compras discrecionales. Mientras que la nueva variante ómicron del COVID-19 amenaza con frenar el incipiente repunte de los gastos en servicios.
El informe mostró que los estadounidenses están gastando más en productos básicos en medio del repunte de los precios. El dinero gastado en vivienda y servicios públicos aumentó el mes pasado, al igual que los desembolsos en gasolina y alimentos. Los datos mostraron que el gasto en servicios ajustado a la inflación aumentó un 0.5%, la mayor alza en tres meses, mientras que los desembolsos en bienes cayeron un 0.8%, el primer descenso desde julio.
El indicador de precios de los gastos de consumo personal, que la Reserva Federal utiliza para su objetivo de inflación del 2%, subió un 0.6% respecto al mes anterior y un 5.7% frente a noviembre del 2020, la lectura más alta desde 1982.
Los datos llegan después de un giro restrictivo por parte de los funcionarios de la Fed, que han estado bajo presión para tomar medidas contra el sobrecalentamiento de los precios. La semana pasada, el banco central anunció que acelerará el final de su programa de compra de activos, y las nuevas proyecciones de tasas de interés indicaron que los responsables de la política monetaria están a favor de aumentar los costos de endeudamiento en tres cuartos de punto porcentual el próximo año.
Los consumidores están ahorrando menos en medio del rápido aumentos de los precios. Ajustada a la inflación, El ingreso personal disponible, o el ingreso después de impuestos, cayó un 0.2%, el cuarto descenso consecutivo. La tasa de ahorro, el ahorro personal como porcentaje de la renta disponible, se redujo al 6.9%, la más baja desde diciembre del 2017.
Aunque el estímulo federal ha disminuido, una serie de empresas han aumentado los sueldos este año para atraer y retener talentos en medio de las dificultades generalizadas para contratar personal. En noviembre, los sueldos y salarios subieron un 0.5%, tras un aumento del 0.8% en octubre, mostró el informe.
El índice de precios subyacente, que excluye los alimentos y la energía, aumentó un 0.5% con respecto al mes anterior y un 4.7% frente al año anterior, el mayor incremento desde 1983.
Ian Shepherdson, economista jefe de Pantheon Macroeconomics, dijo que redujo su previsión de aumento del gasto de los consumidores en el cuarto trimestre debido a que “la ola de ómicron COVID parece estar afectando al gasto en restaurantes”. La firma ahora estima que los desembolsos aumentarán a una tasa anualizada del 5.5% en el período, por debajo de la previsión anterior del 6%, según una nota del jueves.