Moderna Inc. ha comenzado a exportar vacunas COVID-19 fabricadas en Estados Unidos a otros países, un paso clave a medida que el suministro de vacunas de EE.UU. comienza a enviarse al extranjero.
La producción inicial de la compañía en EE.UU. había sido acaparada por completo por un solo comprador, el Gobierno federal, en tanto que el país, bajo las Administraciones de Donald Trump, y luego Joe Biden, usó los poderes de guerra para priorizar sus pedidos.
Tanto la Administración de Biden como Moderna confirmaron esta semana que la compañía ha comenzado a enviar el suministro de vacunas al extranjero desde su producción estadounidense, aunque no está claro cuándo comenzó, cuántas dosis se enviaron ni a dónde se enviaron.
Pfizer Inc. también ha comenzado a enviar desde EE.UU. a países como México, Canadá y Uruguay.
Las vacunas de Moderna y Pfizer han sido la columna vertebral de la campaña de vacunación de EE.UU., que se está estabilizando a medida que disminuye la demanda interna.
El envío de las codiciadas vacunas de ARNm podría ser un punto de inflexión para las naciones que han tratado de obtener las dosis que puedan, incluidas las que han demostrado una menor eficacia.
El Gobierno de EE.UU. ha trabajado por separado para enviar sus propias dosis al extranjero. Biden se comprometió esta semana a enviar 80 millones de dosis para fines de junio, incluidos 20 millones que están autorizados para su uso en Estados Unidos: Pfizer, Moderna o Johnson & Johnson.
Esa será la primera vez que Biden comparte dosis propiedad del Gobierno estadounidense que podrían haber sido usadas en el país. Los 60 millones de dosis restantes son de AstraZeneca Plc., cuya vacuna no está autorizada para su uso en EE.UU.