Estados Unidos respondió el miércoles a las propuestas de Irán para reactivar el acuerdo nuclear del 2015, reviviendo las esperanzas de un regreso al histórico pacto internacional del que se había retirado bajo la presidencia de Donald Trump.
Semanas después de que el texto pareciera muerto, la Unión Europea (UE) presentó el 8 de agosto una fórmula para revivirlo, por la cual Irán vería un alivio de las sanciones económicas a Irán y podría vender nuevamente su petróleo a cambio de límites severos a su programa nuclear.
Irán propuso la semana pasada cambios a los que Estados Unidos respondió formalmente el miércoles, un día después de que Teherán acusara a Washington de obstruccionismo.
Estados Unidos Irán y la UE confirmaron la respuesta estadounidense, pero ninguno la comentó inmediatamente a profundidad.
La revisión de la administración de Joe Biden sobre los “comentarios de Irán ya ha concluido. Hoy hemos respondido a la UE”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
En Teherán, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, Nasser Kanani, dijo que Irán comenzó a “revisar minuciosamente” la respuesta de Estados Unidos enviada por la UE.
“La República Islámica de Irán anunciará su opinión al coordinador (de la UE) después de completar su examen”, agregó en referencia a Josep Borrell, el jefe de la diplomacia europea, encargado del tema.
Israel, enemigo de Irán, alzó su voz en contra.
“Sobre la mesa en este momento hay un mal acuerdo. Daría a Irán US$ 100,000 millones al año”, dijo a periodistas el primer ministro israelí, Yair Lapid, sin explicar en qué basaba la cifra.
El dinero sería utilizado por grupos respaldados por Irán, como Hamas, Hezbolá y la Yihad Islámica, para “socavar la estabilidad en Medio Oriente y sembrar el terror en todo el mundo”, agregó.
Y apuntó que “no está por definición en contra de un acuerdo, sino en contra de este acuerdo”.
Lapid prometió preservar la cooperación con Estados Unidos, aliado crucial de Israel, y evitó la postura de confrontación del ex primer ministro Benjamin Netanyahu, quien se sumó abiertamente a los rivales republicanos del entonces presidente estadounidense Barack Obama para hacer campaña contra el acuerdo firmado en el 2015.
El primer ministro israelí envió esta semana a Washington a su asesor de seguridad nacional, Eyal Hulata. Su homólogo estadounidense, Jake Sullivan, le dijo el martes que Washington se compromete a “preservar y reforzar” las defensas de Israel y a “garantizar que Irán nunca adquiera un arma nuclear”.
Ataques en Siria
Biden asumió en el 2021 con el objetivo de restablecer el acuerdo suscrito con Teherán por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia) más Alemania, y del que Washington se retiró unilateralmente bajo Trump en el 2018.
Pero durante un año y medio la diplomacia avanzó lentamente en Viena, donde Irán presionó mucho e insistió en tratar sólo indirectamente con el enviado estadounidense Rob Malley, a través de mediadores de la UE que iban de un hotel a otro.
Ante la oposición de Israel, de los republicanos de Estados Unidos y de algunos iraníes de línea dura al acuerdo, tanto Washington como Teherán se han esforzado para presentar a la otra parte como ofreciendo concesiones.
Estados Unidos dice que Irán retrocedió en un punto de fricción clave: que Biden retire de su lista negra de organizaciones terroristas a la Guardia Revolucionaria de la República Islámica, unidad ideológica de élite del régimen clerical.
Biden se ha negado a hacerlo y el mismo martes ordenó ataques aéreos contra bases de milicias proiraníes en el este de Siria, “afiliadas” a la Guardia Revolucionaria.
John Kirby, vocero de seguridad nacional de la Casa Blanca, señaló que los ataques destruyeron infraestructura, incluidos depósitos de municiones, en “respuesta directa” a un ataque del 15 de agosto contra un pequeño contingente de tropas estadounidenses en Siria.
“No buscamos una escalada, pero seguimos preparados para responder a cualquier amenaza en curso”, declaró a periodistas.
Irán denunció el ataque como “terrorista” y negó que los grupos atacados estuvieran vinculados a Teherán.
Según trascendió, un compromiso elaborado por la UE establece que Estados Unidos mantendrá la designación de “terrorista” para la Guardia Revolucionaria, pero limitará las acciones contra quienes traten con este cuerpo de gran influencia en la economía iraní.
Kirby dijo que Estados Unidos se mantuvo firme en otro punto de disputa: que Irán coopere con el organismo de control nuclear de la ONU para aclarar las sospechas sobre trabajos anteriores en tres sitios no declarados.