El Congreso estadounidenses aprobó el miércoles un aumento en el tope de endeudamiento federal, con lo cual evitó la amenaza de un default crediticio pocas horas antes del plazo fijado por el departamento del Tesoro.
Un Senado profundamente dividido votó el martes para aumentar el tope en US$ 2.5 billones, y la Cámara de Representantes hizo lo propio la madrugada del miércoles, permitiendo a la administración cumplir con sus pagos hasta principios del 2023.
“Sin correr riesgos, sin default en la deuda, sin riesgo de otra recesión: el gobierno responsable ganó en este tema sumamente importante”, declaró el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, antes de las votaciones.
“El pueblo americano puede respirar tranquilo porque no habrá un default”, agregó.
El texto aprobado por las dos cámaras del Congreso es fruto de varios días de negociación y se presentó solamente pocas horas antes de su adopción en el Congreso. La previsión es elevar el límite de deuda a un poco más de US$ 31 billones.
Solo queda la promulgación por parte de Joe Biden para que sea efectivo.
La cuestión revestía urgencia. Si no se aumentaba el tope antes del miércoles, Estados Unidos podría no honrar los pagos a sus acreedores. Hubiera sido una situación sin precedentes que dejarían a las finanzas mundiales en terreno desconocido.
Alivio temporal para Biden
Ambos partidos consideraban que incrementar el límite del endeudamiento es nocivo, pero reconocían que no hacerlo hundiría a la economía estadounidense en una depresión.
Elevar la capacidad de deuda de Estados Unidos es normalmente una formalidad, pero el procedimiento se convirtió en objeto de difíciles transacciones en el Congreso en los últimos meses.
Los republicanos entendían que aprobarlo sería dar un cheque en blanco al presidente demócrata, al que acusan de contribuir a una inflación galopante.
Los demócratas, por su parte, defendían que aumentar este tope servía para reembolsar deudas ya comprometidas, entre ellas miles de millones gastadas bajo la presidencia de Trump.
Finalmente , la oposición republicana dio finalmente su aval a un procedimiento parlamentario complejo que permitió a los demócratas elevar el tope de deuda únicamente con los votos de sus filas.
De hecho, la votación en ambas cámaras siguió líneas de partido, con un solo republicano de la Cámara Baja que votó por aumentar el tope y ninguno en el Senado.
La adopción de este nuevo techo de deuda supone un alivio para Biden, confrontado a otros retos en el Congreso.
El principal es su programa social y ecológico de US$ 1.75 billones con el que quiere “reconstruir una América mejor” y salvar su cota de popularidad, pero que lleva meses en los limbos parlamentarios.
El plan, todavía objeto de importantes discusiones, debería ser aprobado por el Senado antes de Navidad, lo que augura turbulentas transacciones de última hora en el Capitolio.