Estados Unidos declarará una emergencia de salud pública para reforzar la respuesta federal al brote de viruela símica que ha infectado a más de 6,600 estadounidenses, dijeron dos personas al tanto del asunto.
Con la declaratoria se liberará dinero federal y otros recursos para combatir el virus, que puede causar fiebre, dolores corporales, escalofríos, fatiga y granos en muchas partes del cuerpo. Las personas hablaron bajo condición de anonimato antes del anuncio oficial.
El gobierno de Joe Biden ha enfrentado críticas por la poca disponibilidad de vacunas contra la viruela del mono. Las clínicas en ciudades importantes como Nueva York y San Francisco dicen que no han recibido suficientes vacunas —que se aplican en dos dosis— para satisfacer la demanda, y algunas han tenido que dejar de ofrecer la segunda dosis para poder aplicar las primeras.
La Casa Blanca dijo que ha puesto a disposición más de 1.1 millones de dosis y ha ayudado a aumentar la capacidad de diagnóstico nacional a 80,000 pruebas por semana.
Este virus se propaga a través del contacto prolongado y cercano de piel con piel o con sábanas, toallas y ropa. Las personas que se han enfermado hasta ahora han sido principalmente hombres que tuvieron sexo con hombres. Pero las autoridades de salud enfatizan que se puede infectar cualquier persona.
Hace tres días, la administración Biden nombró a altos funcionarios de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades como coordinadores de la Casa Blanca para combatir el brote de viruela símica.
Una emergencia de salud pública puede extenderse, similar a lo que sucedió durante la pandemia de COVID-19.
La decisión del gobierno estadounidense se produce después de que otros han hecho declaraciones similares.
La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó la viruela símica como una emergencia de salud pública, con casos en más de 70 países. Una emergencia mundial es el nivel más alto de alerta de la OMS, pero la designación no significa necesariamente que una enfermedad sea particularmente transmisible o letal.
California, Illinois y Nueva York han hecho declaraciones en la última semana, al igual que las ciudades de Nueva York, San Francisco y el condado de San Diego.