Los precios al consumidor en Estados Unidos se mantuvieron sin cambios en octubre, en medio de una baja de los valores de la gasolina, y el aumento anual de la inflación subyacente fue el menor en dos años, lo que respaldó la opinión de que la Reserva Federal probablemente ha terminado de subir las tasas de interés.
Aunque los alquileres continuaron subiendo el mes pasado, el ritmo del aumento se desaceleró considerablemente frente a setiembre. Las lecturas de inflación más bajas de lo esperado reportadas por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por su sigla en inglés) del Departamento de Trabajo el martes hicieron bajar los rendimientos de los bonos del Tesoro y provocaron un repunte del mercado bursátil.
Combinados con datos de este mes que mostraron que el crecimiento del empleo y los salarios se enfrió en octubre, los datos reforzaron las expectativas de que la economía podría evitar una temida recesión.
“La Fed siempre quiere ver más avances, pero parece que la batalla contra la inflación ha llegado a su fin”, dijo Christopher Rupkey, economista jefe de FWDBONDS. “Con un poco de suerte, la economía evitará una recesión y también obtendrá una inflación más baja”.
La lectura sin cambios del índice de precios al consumidor, la primera en más de un año, se produjo tras una subida del 0.4% en setiembre.
Los precios de la gasolina cayeron un 5.0%, compensando el continuo aumento del costo del alquiler de alojamiento. Los precios en el surtidor subieron un 2.1% en setiembre.
Los valores de los alimentos ganaron un 0.3% después de subir un 0.2% en cada uno de los tres meses anteriores. Los precios de los alimentos comestibles aumentaron un 0.3%, impulsados por los mayores costos de la carne, el pescado y los huevos. Los cereales y los productos de panadería también costaron más, mientras que los precios de las frutas y verduras se mantuvieron sin cambios.
En los 12 meses hasta octubre, el IPC subió un 3.2%, tras aumentar un 3.7% en setiembre.
Los economistas consultados por Reuters habían previsto que el IPC ganara un 0.1% en el mes y un 3.3% en términos interanuales.
Aunque los precios al consumidor interanuales han bajado desde el máximo del 9.1% alcanzado en junio de 2022, la tendencia desinflacionaria se ha estancado un poco en el contexto de una economía fuerte impulsada por un mercado laboral relativamente tenso. La inflación se sitúa por sobre el objetivo del 2% establecido por la Reserva Federal.
La mayoría de los economistas creen que la campaña de endurecimiento de la política monetaria del banco central estadounidense más rápida desde la década de 1980 ha terminado, una narrativa que el presidente de la Fed, Jerome Powell, y otras autoridades del organismo han rechazado. Powell dijo la semana pasada que “si se vuelve apropiado endurecer aún más la política monetaria, no dudaremos en hacerlo”.
Los mercados financieros incluso anticipan un recorte de tasas en mayo próximo, según la herramienta FedWatch del CME Group. Desde marzo de 2022, la Fed ha subido su tasa de interés oficial en 525 puntos básicos, hasta el rango actual del 5.25%-5.50%.
Los precios de los bonos del Tesoro se dispararon y el retorno a dos años, sensibles a las tasas de interés, alcanzó un mínimo de dos semanas. El dólar cayó frente a una cesta de monedas. Las acciones en Wall Street subían con fuerza.
“Queda por ver si la economía podrá mantenerse fuera de la recesión o no, pero el mercado bursátil debería seguir subiendo a medida que la gente comience a aceptar que las tasas más altas están fuera de la mesa, lo que debería impulsar los precios de las acciones... y los rendimientos de los bonos a la baja”, dijo Chris Zaccarelli, director de inversiones de Independent Advisor Alliance en Charlotte, Carolina del Norte.
Excluyendo los volátiles componentes de alimentos y energía, el IPC aumentó un 0,2%, en medio de mayores costos del alquiler de viviendas. El denominado IPC subyacente llevaba dos meses subiendo un 0.3%. El IPC subyacente avanzó un 4,0% interanual en octubre, tras aumentar un 4.1% en setiembre.
Con la publicación de octubre, el BLS introdujo cambios en la metodología que utiliza para calcular los precios de los seguros médicos, lo que disparó los costos.