El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, sufrió un amargo revés con la derrota demócrata en la elección a gobernador de Virginia, considerada como un pulso sobre su mandato, en momentos en que sus ambiciosos planes de reforma siguen bloqueados en el Congreso.
Tras su gira europea con paradas en Roma para el G20 y en Glasgow para la COP26, el inquilino de la Casa Blanca regresó a Washington durante la noche para afrontar un momento difícil de su presidencia.
A un año de las cruciales elecciones de medio mandato que podrían cambiar los equilibrios de poder, la derrota en Virginia es un duro fracaso para Biden, quien personalmente hizo campaña junto al candidato demócrata Terry McAuliffe.
“Vamos a ganar” en Virginia, había lanzado el martes el mandatario, quien se alzó con este estado con un cómodo margen de 10 puntos porcentuales en los comicios presidenciales de noviembre del 2020.
Para los republicanos, la victoria de Glenn Youngkin ofrece una posible hoja de ruta estratégica para el 2022, y tal vez incluso para los comicios presidenciales del 2024, pues logró retener la base electoral del exmandatario Donald Trump, de quien se distanció lo suficiente como para recuperar votos en los suburbios acomodados.
Popularidad por el suelo
Y pese a que el gobernador demócrata saliente de Nueva Jersey, Phil Murphy, se impuso al aspirante republicano Jack Ciatarelli, esa victoria oficialista no es suficiente para impulsar la presidencia de Biden, cuyo índice de popularidad a esta altura del mandato alcanza mínimos en la historia política reciente.
Ahora, el presidente debe volver a sumergirse en las angustias del Congreso, donde sus dos enormes planes de inversión son objeto de interminables negociaciones entre los progresistas y moderados de su propio partido.
Biden espera ansiosamente que su proyecto “Reconstruir mejor” (Build Back Better) de reforma social y climática por US$ 1.75 billones se apruebe rápidamente y se convierta en una gran victoria personal.
El proyecto incluye US$ 555,000 millones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que la Casa Blanca ha descrito como “la mayor inversión jamás realizada para abordar la crisis climática”.
Bloqueo
El mandatario no pudo -como esperaba- subirse al podio de la COP26 en Glasgow con este cheque aprobado, como garantía del “regreso” de Estados Unidos a la escena internacional luego de que Trump (2017-2021) retirara al país del acuerdo climático de París.
El proyecto de Biden -ya reducido a la mitad- es impugnado principalmente por el senador moderado Joe Manchin, demócrata del estado tradicionalmente conservador de Virginia Occidental, cuyo voto es crucial ante la exigua mayoría demócrata en la Cámara alta.
“Siempre he sido claro: si no puedo ir a casa y justificar (los programas de gasto), no puedo votar”, dijo el lunes, expresando su preocupación por el impacto de estos planes en la deuda pública y la inflación.
“Las querellas políticas deben terminar”, agregó, en alusión al bloqueo impuesto por el campo demócrata progresista al segundo plan de Biden para invertir US$ 1.2 billones en infraestructuras, que cuenta el apoyo de demócratas y algunos republicanos.
Aprobado por el Senado en agosto, el proyecto está bloqueado en la Cámara de Representantes por los demócratas progresistas que exigen votar los dos proyectos en forma simultánea, pues temen que los centristas se nieguen a apoyar el costoso plan social una vez que se apruebe el de infraestructura.
En medio de este impasse, Biden intenta restaurar la imagen de su presidencia, fuertemente empañada después de la caótica retirada de Afganistán en agosto.