Estados Unidos, país que rinde culto al éxito individual, se prepara para dotarse de un impuesto a las grandes fortunas para financiar los planes de inversión del presidente demócrata Joe Biden.
Ante la oposición de una parte de los demócratas a aumentar los impuestos a las multinacionales para costear los programas sociales y de infraestructura de Biden, resurgió la idea de gravar las plusvalías latentes, es decir ganancias guardadas en grandes portafolios de acciones.
Hoy un magnate como Elon Musk, jefe de Tesla, o Jeff Besos, fundador de Amazon, no pagan impuestos por esas ganancias dormidas so pretexto de que no existen hasta que realmente se cobran.
La idea de gravar ese lucro latente está sobre la mesa, dijo el domingo la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. “Probablemente tendremos un impuesto a los ricos”, dijo en la cadena CNN.
En cambio, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo: “Yo no llamaría a eso un impuesto a los ricos”. “Pero eso facilitaría la obtención de ganancias de capital, que representan una parte sumamente importante de los ingresos de las personas más ricas y que actualmente no están gravadas”, admitió en CNN.
La propuesta apunta a personas con activos mayores a los mil millones de dolares o que liberan ingresos por más de US$ 100 millones en tres años; lo que significa menos de 1,000 contribuyentes, según el diario The Wall Street Journal. Otros medios dicen que son unos 700 multimillonarios.
“Sería algo modesto (solo alrededor de 1,000 contribuyentes). Pero, ¡qué increíble punto de inflexión!” en la historia de Estados Unidos, tuiteó Gabriel Zucman, profesor de la Universidad de Berkeley.
Para Pelosi el impuesto aportaría al fisco al menos unos US$ 200,000 millones en diez años; una cantidad menor a los entre US$ 3 billones y US$ 3.2 billones que planea gastar Biden.
Steve Wamhoff, director del Instituto de Política Económica y Fiscal, dijo que el gravamen “crearía una gran brecha en nuestro código fiscal”.
Destacó que el actual código “tiene sentido” para la clase media, cuyas propiedades tienden a aumentar con los años.
“Nadie espera pagar impuestos sobre la apreciación del valor de ese activo antes de vender la propiedad. Pero la situación es muy diferente para los multimillonarios que pueden optar por dejar durmiendo la mayor parte de sus ganancias de capital para no pagar impuestos”, señaló.
El senador Ron Wyden, de la comisión del Finanzas del Senado, debería presentar una propuesta final esta semana, manifestó Pelosi.
Lejos de la cifra
La senadora Elizabeth Warren, que había hecho una propuesta más radical en el 2020 cuando procuraba postularse a la presidencia, apoya la idea.
“Lo que necesitamos es un impuesto que se enfoque en la fortuna de los estadounidenses más ricos”, dijo el domingo en MSNBC.
El proyecto de Wyden no solo apuntaría a las acciones, sino también a otros activos, como los inmobiliarios.
Los republicanos no darán sus votos por cuanto se han opuesto desde siempre a un impuesto de este tipo porque creen que generará más burocracia y es difícil de aplicar.
Las ganancias latentes fluctúan según el precio de las acciones. Entonces ¿el gobierno debería desembolsar dinero si los precios de las acciones bajan?
Para los demócratas, la propuesta podría considerarse aceptable después de los compromisos asumidos por Biden, quien redujo drásticamente el monto de sus planes de inversión.
Empero, este nuevo impuesto, aunque simbólico, financiaría en el mejor de los casos el 10% de lo proyectado, admitió Pelosi el domingo.
En otras palabras, el gobierno de Biden deberá encontrar otras fuentes de financiamiento para sus faraónicos planes.
El plan “Build Back Better” (Reconstruir mejor), en favor de medidas sociales y climáticas, está en el orden de los US$ 2 billones en diez años. Y el programa de modernización de infraestructura costará US$ 1.2 billones.
Biden ha machacado con que “ya es hora de que las empresas estadounidenses y el 1% de los estadounidenses más adinerados, paguen lo justo”.
Pero hasta entonces no había estado a favor de gravar ganancias de capital no realizadas y presionaba por impuestos más altos para las multinacionales y los hogares más ricos.
En la Cámara de Representantes, los demócratas propusieron aumentar la tasa del impuesto corporativo al 26.5% desde el 21% actual y la tasa del impuesto personal al 39.6% contra el actual 37%.
Pero en el Senado esas propuestas fueron modificadas por la demócrata moderada Kyrsten Sinema, quien se opone a aumentar impuestos.