El presidente Joe Biden trató de dar una muestra de unidad hemisférica en la cumbre de Los Ángeles esta semana, pero los boicots, las fanfarronadas y las promesas deslucidas expusieron el débil estado de la influencia de Estados Unidos en América Latina.
La Cumbre de las Américas de Biden, la primera organizada por Estados Unidos desde 1994, concluyó el viernes con el anuncio de un pacto regional sobre migración, un documento que ofrece una financiación nueva mínima, pocos detalles y preguntas sobre su aplicación, lo que pone de manifiesto que la reunión no cumplió las expectativas.
Algunos funcionarios extranjeros se quejaron de la desorganización y lo excluyente del evento, después de que Estados Unidos esperara hasta el mes pasado para enviar las invitaciones y se negara a incluir a líderes de naciones autocráticas. Varios líderes se negaron a asistir, alegando diversos agravios, entre ellos el presidente de México y tres países centroamericanos que han experimentado una emigración masiva a Estados Unidos.
En un momento, Biden hizo una aparición personal en una reunión entre la vicepresidenta Kamala Harris y los líderes caribeños para dispar las preocupaciones de que no estaban recibiendo la debida atención por parte de Estados Unidos.
En Washington, la cumbre se vio eclipsada por una audiencia en horario estelar en el Congreso sobre la insurrección del 6 de enero. Y el viernes, último día de la cumbre, Biden dedicará gran parte de su tiempo a la política interna, con una visita al puerto de Los Ángeles para hablar de otro alarmante informe sobre la inflación y recepciones con acaudalados donantes demócratas por la noche.
Harris, por su parte, tenía previsto abandonar la cumbre el viernes para pronunciar un discurso en Carolina del Sur, un potencial campo de batalla de las primarias demócratas del 2024.
Varios diplomáticos extranjeros dijeron que la cumbre no logró unir a la región. Pidieron no ser identificados para proteger las relaciones con el Gobierno estadounidense.
Biden, que necesita desesperadamente una victoria, ya que su índice de aprobación está estancado antes de las elecciones legislativas de mitad de período, partirá de Los Ángeles con una lista de logros relativamente escasa. Los adversarios de Estados Unidos, como China, que buscan incursiones en América Latina, pueden ver nuevas oportunidades tras la reunión, dijo Brett Bruen, presidente de la consultora Global Situation Room y exasesor del Consejo de Seguridad Nacional durante la Administración de Obama.
”Estos son temas realmente pequeños”, dijo Bruen en una entrevista, calificando la cumbre como un desastre y un “momento de despertar” para la política exterior de la Casa Blanca de Biden. “Tiene que haber grandes estrategias para hacer frente a estos problemas, por no hablar de la oportunidad”.
Contacto con Bolsonaro
Sin embargo, Biden se mostró optimista en una cena el jueves para los líderes extranjeros en la adornada Getty Villa en la cercana Pacific Palisades. Destacó el “abrumador acuerdo” entre las naciones participantes en amplios ideales —el valor de la democracia, la atención médica y la lucha contra el cambio climático—, aunque “no estén de acuerdo en algunas cosas”.
”Pensé que hoy era un muy buen día”, dijo Biden.
Entre bastidores, Biden parecía haber forjado al menos un nuevo e importante contacto. El mercurial presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ingresó a una reunión con el presidente de Estados Unidos el jueves quejándose de los designios internacionales sobre la Amazonia, pero salió muy animado, colmando de elogios a Biden.
La reunión fue “sensacional” y “mucho mejor” de lo que esperaba, dijo Bolsonaro, admirador del expresidente Donald Trump, dijo posteriormente a la prensa en su hotel. “Si logramos consolidar y expandir este eje norte-sur, será bueno para todos”, agregó.
Y un exembajador mexicano en Estados Unidos, Arturo Sarukhán, responsabilizó de algunos de los desaciertos de la cumbre a los países latinoamericanos, en particular a México y Brasil. “Como nunca antes en la historia reciente, cuando se trata de asuntos globales, #LatAm ha estado y está golpeando por debajo de sus capacidades”, dijo en Twitter.
La Cumbre de las Américas tiene una historia accidentada, por lo que hasta cierto punto no fue una sorpresa que el evento de Biden no saliera como estaba previsto. Trump no asistió a la cumbre de 2018 en Perú, un desaire que todavía resuena en América Latina. En el 2012, cualquier avance diplomático en la cumbre de Colombia se vio ensombrecido por un escándalo con prostitutas protagonizado por agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos
Protesta en México
Pero muchos momentos de la cumbre de tres días en Los Ángeles se caracterizaron menos por la calidez y la unidad que por las ausencias de líderes clave y las disputas sobre la propia naturaleza de las reuniones: un foro para todas las Américas, incluidos los dictadores, o solo para sus democracias.
Biden insistió en esto último, lo que molestó a sus homólogos que querían que el evento fuera más inclusivo.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, encabezó a varios líderes regionales que no asistieron a las sesiones, después de que Estados Unidos se negara a invitar a los líderes de Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Los líderes caribeños habían dejado claro con anticipación a los funcionarios estadounidenses que esperaban una conversación seria y sustantiva en su reunión con Harris, y algunos participantes en la cumbre se preguntaron antes del evento si se suspendería. La reunión se desarrolló según lo previsto, incluida la presencia de Biden.
Durante los actos plenarios de la cumbre, celebrados el jueves y el viernes, los líderes de varias naciones latinoamericanas y caribeñas reprocharon a Estados Unidos que excluyera a los tres países autocráticos.
”Definitivamente hubiéramos querido otra Cumbre de las Américas. El silencio de los ausentes nos interpela”, dijo el jueves el presidente argentino, Alberto Fernández. El primer ministro de Belice, Johnny Briceño, lo calificó de “imperdonable”.
Biden, quien había hecho el discurso de apertura antes de sentarse a escuchar, volvió al podio para responder. Instó a los líderes a “centrarse realmente en lo que está en juego para que podamos resolver algunos problemas graves”.
’Bastante buena’
El evento generó acuerdos regionales sobre medidas económicas, atención médica y política climática, además de la migración, aunque todos ellos fueron poco concretos y ninguno vino acompañado de nuevas inversiones significativas por parte de Washington. Cuatro bancos de desarrollo se comprometieron a destinar miles de millones de sus presupuestos de préstamos a proyectos relacionados con el clima.
El acuerdo sobre migración, denominado Declaración de Los Ángeles, no es vinculante y no está claro qué países lo firmarán. Las autoridades estadounidenses reconocieron que un cambio estructural en el sistema de inmigración del país requeriría la intervención del Congreso.
Junto con el pacto, Estados Unidos se comprometió a destinar US$ 314 millones a ayuda humanitaria para los refugiados y los inmigrantes vulnerables. El compromiso también incluye una modesta ampliación, ya anunciada, de las visas de trabajo de temporada y la promesa de reasentar a 20,000 refugiados de América en los próximos dos años fiscales.
Para poner las cifras en perspectiva: la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos tuvo más de 200,000 encuentros con migrantes en la frontera sur solo en abril.
Y para una cumbre centrada en una región en la que muchos países sufren violencia endémica debido al crimen organizado y al narcotráfico, lo que contribuye a la presión migratoria, se habló poco de reforzar la seguridad pública y la estabilidad.
La cumbre “es una oportunidad perdida en lo que se refiere a hablar realmente de los problemas que afectan a América Latina”, dijo en una entrevista telefónica Joseph Villela, director de políticas estatales de la iniciativa contra el tráfico de la Facultad de Derecho de Loyola.
Sin embargo, los defensores dijeron que la declaración sobre migración era al menos un primer paso.
”Si se quiere resolver o abordar estos problemas, no se puede trabajar país por país de forma aislada, hay que trabajar juntos”, dijo Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. “Estamos avanzando más en la dirección correcta de lo que hemos visto en los últimos años. Esperamos que también se traduzca en acciones concretas”.