El secretario de Transporte, Pete Buttigieg, se tomó la licencia por paternidad y, mientras él participaba de la crianza, los críticos festinaron de la situación.
“Perdedor” y “un poco raro” fueron algunas de las reacciones más memorables después de que él y su esposo, Chasten, se llevaron a sus gemelos a casa. El ataque encapsuló claramente el estigma que ha impedido que algunos padres trabajadores aprovechen tales políticas familiares, a pesar de los beneficios sociales y económicos que representan.
“¿No se supone que es para la persona que dio a luz?”, preguntó el comentarista y presentador de televisión Joe Rogan durante su podcast del martes, antes de declarar que era extraño que los padres obtuvieran licencia por maternidad y paternidad simultáneamente.
Joe Lonsdale, cofundador de Palantir Technologies Inc. y un prolífico capitalista de riesgo, se apresuró a tuitear el miércoles que cualquier hombre prominente que se tome seis meses libres para cuidar a sus hijos es un “perdedor”.
Buttigieg, quien adoptó a Penelope Rose y Joseph August este año y anunció su salida en agosto, dijo en una entrevista con ABC News que algo bueno salió de las críticas, porque inició una conversación.
“Somos casi el único país que queda en el mundo que no tiene algún tipo de política... y cuando los padres toman ese permiso parental, necesitan apoyo”, dijo. “Si existe la idea de que tal vez los hombres tengan acceso a la licencia por paternidad, pero está mal visto si realmente la usan... eso conlleva a la suposición de que la mujer va a hacer todo el trabajo”.
La conversación sobre los roles familiares de los hombres se desarrolla cuando los demócratas en el Congreso desechan una propuesta de licencia familiar pagada para lograr que el plan económico de US$1.75 billones del presidente Joe Biden se apruebe. Los republicanos están unidos en oposición al plan, y dos senadores demócratas moderados, Joe Manchin y Krysten Sinema, han planteado dudas sobre el costo general de la iniciativa. Estados Unidos es uno de los siete países del mundo que no exige licencias pagadas para las nuevas madres.
La pandemia puso en el centro del escenario las dificultades de los padres que trabajan. La escasez de servicios de cuidado infantil ha impedido que las mujeres, en particular, se reincorporen a la fuerza laboral y está perjudicando el crecimiento del empleo. Entre febrero de 2020 y febrero de 2021, más de 2.3 millones de mujeres abandonaron la fuerza laboral, lo que llevó su tasa de participación al 57%, más baja que en cualquier momento desde 1988, según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU.
Si bien más hombres aprovechan la licencia parental cuando está disponible, las críticas que estallaron sobre Buttigieg son un recordatorio de que todavía existe un estigma. Solo el 62% de los hombres se toma la cantidad total de días de licencia para los que son elegibles, en comparación con el 93% de las mujeres, según un estudio de 2019 del Boston College Center for Work and Family. Algunos hombres se toman solo una parte del tiempo disponible.
En cuanto al impacto económico de las licencias parentales, un informe del Departamento de Trabajo indica que es positivo para toda la familia. Las licencias más largas se asocian con un mayor compromiso y unión, lo que conduce a una mejor salud y desarrollo para los niños.
Cuando los padres toman una licencia, eso también ayuda a las madres a realizar trabajos remunerados, lo que aumenta su participación en la fuerza laboral y sus salarios. Los estados con políticas de licencia remunerada registraron una reducción del 20% en la cantidad de mujeres que dejan el trabajo en el primer año después de dar a luz, y una reducción de hasta el 50% después de cinco años, según un estudio de 2019 realizado por el Instituto para la Investigación de Políticas de la Mujer, una organización sin fines de lucro. El documento analizó la participación en el mercado laboral de las mujeres en California y Nueva Jersey antes y después de que cada estado lanzara un sistema de licencia familiar y médica pagada.
Ese estudio también encontró que, a largo plazo, la licencia familiar remunerada casi cerró la brecha en la participación en la fuerza laboral entre las madres con hijos pequeños y las que no los tienen. Para las mujeres sin acceso a dicho permiso, casi el 30% abandonó la fuerza laboral dentro de un año después de dar a luz y una de cada cinco no regresó durante más de una década.