El doctor Anthony Fauci junto al presidente Donald Trump en una conferencia de prensa sobre el coronavirus. (Foto: AP Photo/Alex Brandon,File).
El doctor Anthony Fauci junto al presidente Donald Trump en una conferencia de prensa sobre el coronavirus. (Foto: AP Photo/Alex Brandon,File).

El máximo experto del gobierno estadounidense en enfermedades infecciosas se declaró cautelosamente optimista de que habrá una vacuna contra el coronavirus COVID-19 para fines de ese año o comienzos del siguiente, pero advirtió que las próximas semanas serán críticas para eliminar los focos de infección que perduran en Estados Unidos.

El doctor y otros altos funcionarios de salud revelaron que no se les ha pedido dejar de aplicar exámenes del virus, pese a que el presidente Donald Trump declaró el fin de semana pasado que les pidió hacer precisamente eso para que la cifra de contagios no luzca tan alta.

El miércoles Trump expresó que no estaba bromeando cuando lo dijo.

Aplicaremos aún más pruebas”, aseveró Fauci en su comparecencia ante una comisión de la Cámara de Representantes en Washington.

Se han aplicado pruebas de diagnóstico a unos 27 millones de personas en , de las cuales unas 2.3 millones (un 8.4%) ha dado positivo.

Los expertos del gobierno acudieron al Congreso en un momento tenso de la respuesta oficial al coronavirus, cuando la cantidad de casos ha aumentado en la mitad de los estados de la nación. Las recomendaciones oficiales de salud se ven opacadas por la polarización política.

La enfermedad nos ha afectado severamente”, declaró Fauci, director de la unidad de enfermedades infecciosas en los Institutos Nacionales de Salud. Se expresó “sumamente preocupado” por el aumento de las cifras en algunos estados.

Las próximas dos semanas serán críticas en cuanto a nuestra habilidad de enfrentar estos repuntes”, afirmó el funcionario.

Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, testificó junto con el doctor Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés); el director de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) doctor Stephen Hahn y el director del Servicio de Salud Pública, almirante Brett Giroir.

Desde la última comparecencia de Fauci en una audiencia de alto perfil hace más de un mes, Estados Unidos está tratando de reanudar la actividad económica, interrumpiendo gradualmente las recomendaciones de quedarse en casa y cerrar las puertas de los negocios, pero lo está haciendo de manera desigual, con algunos estados mucho menos cautelosos que otros.

Los estados de Arizona, Florida y Texas, que tienen gobernadores republicanos que son optimistas con la reapertura, se encuentran entre los que observan aumentos preocupantes en los contagios.

La semana pasada, el vicepresidente Mike Pence publicó un artículo de opinión en el diario The Wall Street Journal diciendo que los esfuerzos del gobierno federal han fortalecido la capacidad de la nación para contrarrestar la pandemia y que deberían ser “motivo de celebración”.

Al mismo tiempo, Trump celebró una concentración de militantes en Tulsa donde gran parte de los asistentes no portó mascarilla, en lo que ellos consideran un acto de desafío contra una injerencia del gobierno.

Allegados de Trump desde entonces han tratado de justificar las declaraciones del gobernante de que deben cesar las pruebas diagnósticas, afirmando que fueron sólo una broma.

Muchos críticos fustigaron a Trump por bromear sobre un tema tan delicado.

Tal declaración “fue sumamente irresponsable y desafortunadamente es típica de un presidente que ignora las recomendaciones de sus propios expertos”, lamentó el representante Frank Pallone, de Nueva Jersey.