Cincuenta centrales térmicas de carbón cerraron en Estados Unidos tras la llegada al poder del presidente Donald Trump hace dos años, dijo Sierra Club, una organización ecologista de ese país.
Según sus registros, hubo 50 cierres y 51 anuncios de cierre desde que Donald Trump asumió el cargo en enero del 2017. Las cifras se dan por separado porque puede tomar varios años desde el anuncio hasta que se concreta la clausura.
Esta semana, los operadores de dos centrales de carbón, en Florida y en Utah, anunciaron que cerrarán sus puertas en algunos años. En total, 289 centrales han estado en proceso de cierre desde 2010, lo que equivale al 40% de la capacidad de producción eléctrica de las centrales térmicas de carbón, calcula Sierra Club.
En cambio, hay 241 que no han anunciado su cierre.
Bajo la presidencia de Trump, se abrió solo una nueva planta de carbón en Alaska hace unas semanas, según la ONG.
"La industria del carbón y los operadores están apresurándose hacia la salida, porque económicamente el carbón ya no tiene sentido", dijo Jonathan Levenshus, del Sierra Club.
"Los intentos de la administración de Trump de salvar la industria no están funcionando", dice.
Desde el 2010, el carbón se ha vuelto más caro de explotar que el gas natural, que está experimentando un fuerte crecimiento en Estados Unidos y está reemplazando cada vez más al carbón en la generación de electricidad.
El carbón sería fuente de solo 25% de la electricidad el próximo verano (frente al 35% en el 2015), y el gas natural aumentaría al 40%, según un análisis publicado por la administración de información energética estadounidense (EIA).
La producción de carbón de Estados Unidos ha caído en un tercio desde el pico del 2008, según las estadísticas oficiales de energía. Más de la mitad de las minas han cerrado desde entonces.