Funcionarios de la Casa Blanca, que están intentando aliviar los cuellos de botella globales que afectan a puertos, autopistas y líneas férreas de Estados Unidos, advirtieron a sus compatriotas que es probable que deban enfrentar precios más altos y algunas estanterías vacías esta temporada navideña.
La crisis de suministro, provocada en parte por la pandemia global del COVID-19, no solo amenaza con reducir el gasto en Estados Unidos en un momento crítico, sino que también podría convertirse en un riesgo político para el presidente Joe Biden.
El último sondeo de Reuters/Ipsos mostró que la economía sigue siendo el asunto más importante para demócratas y republicanos.
La Casa Blanca ha estado intentando solucionar los atascos que aceleran la inflación de todo, desde la carne a los semiconductores, formó un equipo especial en junio que se reúne de manera semanal y nombró como “zar de los cuellos de botella” a John Porcari para intentar que las compañías del sector privado disminuyan sus problemas.
El mismo Biden planea reunirse con altos funcionarios el miércoles para discutir los esfuerzos para aliviar las trabas en el transporte antes de dar un discurso sobre el asunto.
Los problemas en la cadena de suministro están afectando a las firmas minoristas y de transporte, que presentaron hace poco una serie de pesimistas panoramas de ganancias. Por su parte, la Reserva Federal vaticinó el mes pasado una inflación de 4.2% para el 2021, muy por encima de su objetivo de 2%.
Los consumidores estadounidenses, poco habituados a los estantes vacíos, podrían tener que ser flexibles y pacientes, dijeron funcionarios de la Casa Blanca.
“Habrá cosas que la gente no podrá conseguir”, dijo un alto cargo de la Casa Blanca a Reuters cuando fue preguntado por las compras navideñas.
“Al mismo tiempo, esperamos que muchos de estos bienes puedan ser sustituidos por otras cosas. No creo que haya razón para entrar en pánico, pero todos sentimos la frustración y hay una cierta necesidad de paciencia para ayudar a superar un periodo de tiempo relativamente corto”, agregó.
La inflación está impactando en los salarios. Datos del Departamento del Trabajo mostraron que los estadounidenses ganaron un 0.9% menos por hora en promedio en agosto que el año anterior.
La Casa Blanca argumenta que la inflación es una señal de que su decisión de dar un apoyo histórico a los pequeños negocios y hogares -a través de una financiación de alivio por el COVID-19 por US$ 1.9 billones - funcionó.
La demanda del consumidor se mantuvo fuerte, superando a sus rivales mundiales, y el gobierno de Biden espera que la economía en general crezca a 7.1%, mientras la inflación toca sus niveles más elevados desde los años ochenta.
“Reconocemos que ha afectado a las familias que intentan recuperar alguna semblanza de normalidad ahora que entramos en las últimas etapas de la pandemia”, dijo un segundo alto cargo de la Casa Blanca.
Guerra navideña
Los estrategas republicanos están usando la posible escasez navideña para tachar de inflacionarias las políticas de Biden e intentar frustrar su intento de aprobar en el Congreso un paquete de gasto multimillonario en las próximas semanas.
Un reciente artículo de Steve Cortes, exasesor del presidente Donald Trump, calificó las festividades de fin de año como la “Triste Navidad de Biden”. Trump, considerado el principal candidato republicano a la presidencia en el 2024, abundó en las críticas en un correo electrónico masivo enviado a través de su comité de acción política, Save America.
Seth Weathers, un estratega republicano que llevó la campaña de Trump en Georgia en el 2016, dijo que hay un impacto a nivel local. “La gente aquí en Georgia está pagando el doble por productos que hace un año y culpan a Biden. Él está a cargo”.
Un sondeo de Quinnipiac publicado la semana pasada mostró que Biden está perdiendo la confianza popular en su manejo económico, con solo un 29% de los encuestados diciendo que la economía estadounidense está en una forma “buena” o “excelente”, comparado con el 35% de abril.