Los multimillonarios Michael Bloomberg y Tom Steyer invierten cientos de millones de dólares de su propio peculio en la carrera demócrata para disputar la presidencia a Donald Trump en los comicios de noviembre en Estados Unidos.
Llenan los medios con anuncios de campaña contra Trump y, hasta ahora, parece que esa estrategia les está funcionando.
Bloomberg crece en las encuestas a nivel nacional, mientras que Steyer avanza en Carolina del Sur, una estado clave que definirá su interna este mes.
Pero algunos de sus rivales demócratas los acusan de intentar "comprar la elección" corrompiendo la interna del partido.
“Él es parte del problema”, dijo el senador Bernie Sanders, que lidera la carrera demócrata, en una entrevista radial. “Mire: Bloomberg, como cualquier otra persona en Estados Unidos, tiene derecho a postularse a la presidencia. Pero creo que en una democracia, no tiene derecho a comprar la presidencia”.
El grueso de la recaudación de la campaña de Sanders proviene de pequeños aportes.
Desde que ingresó a la carrera por la Casa Blanca en noviembre hasta fines del 2019, Bloomberg, un magnate de los medios y exalcalde de Nueva York de 77 años, gastó más de US$ 200 millones de su bolsillo en anuncios, informaron miembros su campaña.
Según la firma Advertising Analytics, Bloomberg gastó más de US$ 300 millones hasta principios de febrero.
“Es (un hecho) completamente único. No ha habido nada como esto en la historia de la política estadounidense”, dijo Bill Sweeney, experto en política de la American University.
Bloomberg ocupa el noveno lugar de la lista de personas más acaudaladas del mundo, según Forbes, con una fortuna de US$ 55,000 millones, que ha sacudido la campaña demócrata.
Amplia base
Si bien los otros contendientes demócratas están desde hace más de un año en campaña, el bombardeo publicitario ya dio réditos a Bloomberg, pues saltó al tercer en las encuestas nacionales, detrás de Sanders y del exvicepresidente Joe Biden, según el promedio compilado por RealClearPolitics.
No obstante, no hay que olvidar que la carrera presidencial es una competencia estado por estado.
Bloomberg está construyendo una amplia base de personal y oficinas de campaña por el país, presencia que es imposible de igualar para la mayoría de sus rivales.
El magnate se dio el lujo de no participar en las primeras cuatro etapas de las primarias demócratas y recién entrará en la liza el "Super martes", el 3 de marzo, cuando se celebran internas en 14 estados, incluyendo los grandes Texas y California.
Trump, él mismo un multimillonario de Nueva York, ataca a Bloomberg y lo acusó a estar "comprando su pase".
El presidente gastó US$ 60 millones de su dinero cuando buscaba la candidatura del Partido Republicano en el 2016, dijo Sweeney.
El equipo de Bloomberg defiende el gasto de sus propias arcas como forma de asegurar su integridad.
"A diferencia de todos los que se postulan para la presidencia, Mike Bloomberg nunca ha recibido un centavo en contribuciones de intereses especiales o de otra persona", dijo el portavoz de la campaña, Stu Loeser.
"Mike también entrega la mayor parte de su dinero a la filantropía para tratar de ayudar a las personas a vivir más y mejor", añadió.
El magnate participa activamente en la lucha contra el cambio climático y el flagelo de la violencia armada en Estados Unidos. También dio US$ 1,800 millones a su alma mater Johns Hopkins University en el 2018 para ayuda financiera estudiantil.
La última palabra
El californiano Tom Steyer, en tanto, un antiguo administrador de fondos de cobertura de 62 años, tiene una fortuna de US$ 1,600 millones, según Forbes.
Ya ha gastado decenas de millones en anuncios publicitarios en estados que votan tempranamente.
En Carolina del Sur, donde ha desembolsado US$ 19 millones, según CNN, se encuentra en segundo lugar según un promedio de encuestas. Por ahora, Biden sigue siendo el favorito en ese estado con una alta población negra.
Además de los avisos publicitarios, Steyer lleva tiempo haciendo campaña en el terreno, enviando equipos y a su esposa para reunir votantes en este estado del sur.
"En Estados Unidos, un candidato puede gastar sus propios fondos. Y no hay restricciones para eso", señala Sweeney.
"La última palabra en todo esto la tienen los votantes. Hay muchos ejemplos de personas muy ricas que gastaron millones de dólares y perdieron porque los votantes no están de acuerdo", agregó.
Steyer lo sabe muy bien. Después de gastar US$ 18.4 millones en New Hampshire, según Advertising Analytics, contra US$ 5.3 millones invertidos por Sanders, solo obtuvo 3.6% de los votos, o 10,700 votos, por cada uno de los cuales invirtió US$ 1,600.