El candidato republicano se impuso en la elección del gobernador del estado de Virginia, según proyectaron las cadenas de televisión estadounidenses, unos comicios considerados como un barómetro de las políticas del presidente estadounidense, Joe Biden.
El multimillonario Glenn Youngkin aventajaba en 2.7 puntos al demócrata Terry McAuliffe con más del 95% de los votos escrutados, lo que llevó a la NBC y a la ABC a dar la victoria al republicano.
El candidato demócrata, gobernador de Virginia hasta enero del 2018, había empezado la carrera como claro favorito, pero en los últimos días de la campaña los sondeos mostraban mucha igualdad entre ambos contendientes.
El hecho de que un multimillonario que se presenta por primera vez a unas elecciones derrote a un exgobernador con bastante popularidad es un varapalo para Biden de cara a las importantes elecciones del 2022 en las que se determinará el control del Congreso.
Youngkin, que invirtió al menos US$ 20 millones de su propia fortuna en estos comicios, debía dirigirse de forma inminente a sus seguidores que llevaban horas celebrando en su sede de campaña.
La elección era vista en todo el país como una guerra entre Biden y el expresidente Donald Trump, quien apoyó de inicio a Youngkin.
La equilibrista campaña de Youngkin se convertirá probablemente en un modelo para los republicanos de todo el país, que mirarán de aprovechar en las elecciones de mitad de mandato la base de seguidores de Trump, a la vez que evitan verse manchados por su imagen entre los moderados.
Los planes de Biden
Los demócratas querían que la carrera fuera un referéndum sobre Trump.
Al principio de la campaña, Youngkin aceptó el apoyo de Trump y se abstuvo de criticar al expresidente. Pero también evitó deliberadamente situarse al lado del líder republicano, mal visto entre los independientes en gran parte de Virginia, o presentarse como un acólito suyo.
La pérdida de McAuliffe también asustará, casi con toda seguridad, a los moderados del Capitolio y hará que algunos dejen de apoyar el plan de Biden de US$ 3 billones para impulsar la economía.
Este plan, centrado en el bienestar social y las infraestructuras, es fundamental en la agenda política del presidente, pero está sufriendo importantes contratiempos para ser aprobado en Washington.
El martes también se celebraron elecciones en otros estados. En la ciudad de Nueva York, el demócrata Eric Adams ganó la alcaldía, y el estado de Nueva Jersey se lo llevó su compañero de partido Phil Murphy.
Guerra cultural
McAuliffe se enfrentó a importantes adversidades en su intento de conseguir un cargo que ya ocupó hace cuatro años, ya que el partido mayoritario en Washington suele sufrir desgaste político durante el primer mandato de un presidente.
Youngki, por su parte, tuvo que hacer equilibrismos, ya que la gran mayoría de los republicanos creen en las falsas afirmaciones de Trump de que las elecciones presidenciales que perdió ante Biden fueron fraudulentas, y en medio de ese ambiente, admitir la verdad tiene riesgos políticos.
En lugar de eso, el gobernador electo centró la conversación hacia temas locales de la “guerra cultural” como el aborto, la obligatoriedad de llevar máscara y la enseñanza de la historia racial de Estados Unidos.
McAuliffe tomó la delantera en la carrera, pero su ventaja de siete puntos se diluyó en los últimos días. Un promedio de encuestas del sitio web de análisis político FiveThirtyEight daba a Youngkin un punto de ventaja el día de los comicios.
Apoyándose en su imagen de candidato del establishment, McAuliffe, de 64 años, se vendió a sí mismo como alguien que recuperó empleos tras la crisis financiera mundial del 2008, y prometió repetirlo para la pandemia.
Pero meses después de que los demócratas se hicieran con la presidencia y el Congreso estadounidense, los virginianos optaron por un nuevo futuro. Youngkin obtuvo el 51% de los votos y el Partido Republicano recuperó la gobernación de Virginia tras más de una década.