El 15 de abril, Joe Biden aprobaba una serie de severas sanciones financieras y diplomáticas a Rusia, además de las medidas tomadas en marzo después del asunto Navalni. (Foto de MANDEL NGAN y Mikhail Metzel / varias fuentes / AFP)
El 15 de abril, Joe Biden aprobaba una serie de severas sanciones financieras y diplomáticas a Rusia, además de las medidas tomadas en marzo después del asunto Navalni. (Foto de MANDEL NGAN y Mikhail Metzel / varias fuentes / AFP)

Los presidentes estadounidense y ruso, Joe Biden y Vladimir Putin, se entrevistarán el jueves por la noche por segunda vez para abordar la crisis de Ucrania, ilustrando su voluntad de diálogo tras varios meses de retórica y amenazas.

‘Retórica muy agresiva’

Le he dicho claramente al presidente Putin, de una manera muy diferente a la de mi predecesor (Donald Trump), que el tiempo en que Estados Unidos se sometía a las agresiones de Rusia ha terminado”, advirtió Joe Biden el 4 de febrero, dos semanas después de su investidura.

Biden citó la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses, los ciberataques y “el envenenamiento de los ciudadanos”, en alusión al oponente Alexéi Navalni. Al día siguiente, el Kremlin lamentaba “una retórica muy agresiva y poco constructiva”.

Putin, ‘asesino’

En una entrevista televisada el 17 de marzo, Joe Biden provocó la primera crisis diplomática de su mandato.

- “¿Cree que (Vladimir Putin) es un asesino?, le preguntó el periodista. - Sí, eso creo”, respondió el presidente estadounidense, sin precisar si se refería a lo ocurrido con a Alexéi Navalni. “Pronto verán el precio que va a pagar”.

Preguntado sobre la injerencia electoral rusa en el 2016 y 2020, Biden repitió que Vladimir Putin “pagaría las consecuencias”. Rusia llamó a consultas a su embajador en Estados Unidos. Un mes después, el embajador estadounidense en Moscú regresaba a Washington.

‘El que lo dice lo es’

En referencia a las declaraciones de Biden, Vladimir Putin respondía: “¡El que lo dice lo es! No es solo una expresión infantil, una broma, siempre vemos en el otro nuestras propias características”, afirmó el líder ruso.

Propuso entonces una “discusión” transmitida en directo entre los dos dirigentes: “Sería de interés para el pueblo ruso, el pueblo estadounidense y para muchos otros países”, adujo. La respuesta de Washington fue el silencio.

‘Ha llegado el momento de la desescalada’

El 15 de abril, Joe Biden aprobaba una serie de severas sanciones financieras y diplomáticas a Rusia, además de las medidas tomadas en marzo después del asunto Navalni.

Poco después, sin embargo, decidió que había “llegado el momento de la desescalada”, y propuso una cumbre bilateral “este verano en Europa”.

Tres horas y media con Vladimir

El 16 de junio, después de una entrevista de tres horas y media en Ginebra, los dos líderes valoraron las conversaciones señalando que habían tenido un tono “positivo” (Biden), “constructivo” y sin “ninguna animosidad” (Putin).

Era importante conocernos en persona”, dijo el estadounidense. Por su parte, Putin anunció el regreso de los embajadores a sus respectivos puestos.

Ciberataques rusos

El 9 de julio, Joe Biden llamó a su homólogo ruso para pedirle que tomara medidas contra una ola de ataques de “ransomware” contra empresas estadounidenses atribuidos a hackers rusos.

La discusión “salió bien, soy optimista”, afirmó el presidente estadounidense.

Poco después, sin embargo, Putin aseguraba que, a pesar de la voluntad rusa de ayudar en la lucha contra los ciberdelincuentes, no había recibido en los últimos meses ninguna solicitud “de ayuda mutua por parte de los estadounidenses”.

‘Su tundra está ardiendo, pero él guarda silencio’

El 31 de octubre, en pleno G20, Joe Biden señaló la ausencia de Vladimir Putin. “Nada puede reemplazar las negociaciones cara a cara para la cooperación global”.

Una acusación reiterada durante la COP 26 en Glasgow: “Su tundra está ardiendo. Se enfrenta a problemas climáticos muy, muy graves, pero guarda silencio”.

La tundra está realmente ardiendo. Pero no olvidemos que los bosques también se están quemando en California, Turquía y otras partes del mundo”, respondió el Kremlin.

El nudo ucraniano

Preocupado” por el despliegue de 100,000 soldados rusos en la frontera con Ucrania, Joe Biden anunció a finales de noviembre una entrevista con su homólogo.

Negando cualquier plan de invasión, Rusia asegura que su intención es fortalecer sus fuerzas armadas en respuesta a la “creciente actividad” de la OTAN en sus fronteras.

En una entrevista telefónica el 7 de diciembre, Biden amenazó a Putin con “fuertes sanciones económicas” si invadía Ucrania.

El presidente ruso exigía entonces -- sin éxito-- garantías sobre el congelamiento de la expansión de la OTAN.

El 17 de diciembre, Moscú presentó propuestas de tratados para limitar drásticamente la influencia estadounidense y de la OTAN cerca de sus fronteras, textos que Washington dijo estar listo para discutir, en consulta con los europeos.

El 21 del mismo mes, Vladimir Putin prometía una respuesta “militar y técnica” en caso de amenazas occidentales.

El día 28, Washington condenaba la disolución de la ONG Memorial en Rusia, pilar de la defensa de los derechos humanos.

El jueves, los dos líderes deben volver a hablar por teléfono sobre Ucrania como preludio a las conversaciones sobre seguridad en Europa el 10 de enero.

Pese a las tensiones actuales, Joe Biden propondrá una “vía diplomática” para salir de la crisis, según la Casa Blanca.

Por su parte, Putin dice estar “convencido” de que es posible un diálogo “efectivo” con su homólogo estadounidense.