El presidente Joe Biden prometió hacer el máximo esfuerzo para bajar los precios en Estados Unidos y su secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo que la supresión de los aranceles sobre productos chinos podría ayudar.
Pero el gobierno tiene en realidad pocas herramientas para frenar, a corto plazo, el incremento de la tasa de inflación.
El alza de precios está directamente vinculada a la reactivación económica luego de la recesión del 2020 que provocó una brecha entre oferta y demanda, y escasez de mano de obra.
Como resultado, en octubre, los precios aumentaron 6.2% comparado con el mismo mes del 2020 de acuerdo a datos oficiales, algo nunca visto en 30 años.
Alza de tasas de interés
Subir las tasas de interés bruscamente para contener la inflación podría ser una medida eficaz, pero políticamente muy impopular porque sube el costo del crédito.
Además, es una prerrogativa del banco central, que es autónomo.
La medida es arriesgada puesto que el mercado del empleo aún no alcanzó sus niveles anteriores a la crisis.
“No hay gran cosa que el gobierno pueda hacer por sí mismo para resolver el problema actual de inflación, además de tratar de convencer a los puertos, a las empresas de logística, de aumentar su capacidad” de trabajo para abastecer la demanda, destacó Andrew Hunter, economista de Capital Economics.
El único parámetro “clave” sobre el cual la administración federal tiene un “control parcial, con el Congreso, es la política presupuestal”, sostuvo.
“Pero esa no es una solución fácil” porque supondría una fuerte contracción de la demanda, aumentando por ejemplo los impuestos o bajando el gasto, explicó.
El principal consejero económico del presidente, Brian Deese, aseguró el domingo que los planes económicos de Biden tendrían un impacto positivo sobre los precios.
El programa por US$ 1.2 billones en infraestructura, que el mandatario firmará el lunes, “ayudará a hacer circular las mercaderías más libremente y a menor costo”, argumentó en NBC.
Pero “el problema es que tales políticas toman generalmente años en tener un impacto sobre el suministro potencial de la economía”, destacó Andrew Hunter.
No solo estos planes, incluyendo uno por gastos sociales y ambientales por US$ 1.75 billones que se discute en el Congreso, “no permitirán contener la inflación ahora” sino que podrían “aumentarla más si se traducen en una nueva expansión presupuestal a corto plazo que estimule la demanda”, explicó el experto.
Aranceles punitivos, reservas estratégicas
Los aranceles impuestos por el gobierno de Donald Trump sobre productos chinos por valor en mercancías de US$ 370,000 millones, siguen vigentes.
Yellen estimó el domingo en CBS que suprimir estos aranceles “haría una diferencia” sobre la inflación.
Es discutible, según Hunter, quien destacó que al imponerlos en el 2018-2019, el aumento de precios fue limitado, y se vio compensado por las fluctuaciones de las tasas de cambio, empresas que achicaron márgenes, e importaciones de otros países como Vietnam o Corea del Sur.
El jefe demócrata en el Senado, Chuck Schumer, exhortó el domingo a utilizar las reservas estratégicas de petróleo para reducir los precios de la gasolina.
Pero, en un contexto de promesas de lucha contra el cambio climático, la Casa Blanca sopesa la oportunidad de utilizar este instrumento, cuyo impacto es temporal, además.