Siete líderes latinoamericanos se reunirán este viernes con el presidente estadounidense, Joe Biden, para discutir mayores inversiones económicas y los niveles históricos de migración en la región.
En un momento en el que la política exterior de Estados Unidos está volcada en los conflictos en Israel y Ucrania, Biden hace una pausa para escuchar a los miembros de la Alianza para la Prosperidad Económica de las Américas (APEP), una iniciativa de su Gobierno creada a mediados de 2022.
En el encuentro participarán los líderes suramericanos Gustavo Petro, de Colombia; Gabriel Boric, de Chile; Dina Boluarte, de Perú, y el uruguayo Luis Lacalle. También el presidente de República Dominicana, Luis Abinader, y el de Costa Rica, Rodrigo Chaves, a la vez que el mandatario ecuatoriano, Guillermo Lasso, y la canciller mexicana, Alicia Bárcena.
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El objetivo, según la Casa Blanca, es reafirmar el “compromiso” de “profundizar la integración económica” del continente, suscrito durante la Cumbre de las Américas en junio del año pasado.
Las críticas hacia la estrategia para la región ya han empezado a sonar en Washington, durante un evento este jueves en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El presidente costarricense lamentó que el plan comercial estadounidense trate a todos los países latinoamericanos por igual.
“EE.UU. está tratando a los presidentes de la región sin suficiente diferenciación en la parte económica. Nos iría mucho mejor a todos, incluyendo a los Estados Unidos, si hubiese mayor cooperación y reciprocidad”, afirmó Chaves.
El presidente uruguayo criticó a su vez que la relación entre su país y EE.UU. “estaba un poco de lado” y recalcó que su gobierno tiene mucho que ofrecer en términos económicos y comerciales.
Con esta cumbre, EE.UU. intentará revivir estas alianzas “estratégicas” en la región, en la que ve una oportunidad para diversificar su cadena de suministros, según destacó la secretaria de Tesoro, Janet Yellen, también en el BID.
La inyección de capital a Latinoamérica podría traer un aumento en las posibilidades comerciales a través del impulso de las energías renovables y la producción de semiconductores y de suministros médicos, apuntó.
Yellen mencionó el potencial de crear “cadenas de suministro verticales” para la producción de baterías usando litio extraído “localmente”. Chile, Argentina y Bolivia poseen el 60% de todos los recursos identificados de este mineral en el mundo, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Los Gobiernos de izquierda se desmarcan de Israel
El bloque de los gobiernos de izquierda de Latinoamérica, entre ellos Chile, Colombia y México, se han ido desmarcando de la postura de Washington de “apoyo incondicional a Israel”.
Esta marcada diferencia podría crear una brecha durante el encuentro entre estos gobiernos, que EE.UU. considera como fuertes aliados, y la Casa Blanca.
Boric hizo incluso un llamamiento este jueves a los demás países latinoamericanos a unirse para exigir que se respete el derecho internacional en el conflicto, alegando que la “desmedida y desproporcionada respuesta de Israel” afecta a sus naciones.
Petro, quien ha mantenido buenas relaciones con Biden en lo que lleva de mandato, ha sido uno de los líderes de la región que más duramente ha criticado a Israel, amenazando incluso con romper relaciones con el país.
México, a través de su embajadora en la ONU, ha instado a un alto el fuego, algo a lo que Washington se opone, y critica las acciones “ilegales” por parte de Israel en los “territorios palestinos ocupados”. Niveles históricos de migración
En el encuentro del viernes, los líderes discutirán también las estrategias para abordar los niveles históricos de migración en la región, una de las principales preocupaciones de la Casa Blanca debido a las críticas de la oposición.
El Gobierno demócrata ha entregado ayudas a los países latinoamericanos que son receptores de migrantes para fortalecer sus sistemas de acogida, entre su serie de medidas para “contener” el movimiento de personas hacia su frontera sur.
Con todo, el año fiscal 2023 alcanzó un récord histórico en la llegada de migrantes en la frontera con México, con 2,5 millones de personas, incluyendo tanto quienes fueron detenidos cruzando de manera irregular como quienes se presentaron en los puertos de entrada.
Por primera vez en la historia, la mayoría de los migrantes no provenía de México o Centroamérica, un dato que revela un cambio en el movimiento de personas en la región. Esto se debe en parte a un aumento en la migración venezolana a EE.UU, en su punto más alto con más de 260.000 personas, al igual que a un incremento en la llegada de colombianos (159.000), ecuatorianos (116.229), chinos (24.314) e indias (41.770).
La reunión del viernes es la primera cumbre de la APEP, que también incluye a Canadá, Barbados y Panamá, pero cuyos gobiernos no han confirmado asistencia.
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