La Administración del presidente Joe Biden frustró las esperanzas de un acercamiento más suave hacia la Organización Mundial del Comercio al continuar con un par de estrategias de su predecesor que, según críticos, podrían socavar el sistema comercial internacional.
En una declaración obtenida el lunes por Bloomberg, la delegación de EE.UU. ante la OMC respaldó la decisión de la Administración Trump de etiquetar las exportaciones de Hong Kong como “Made in China” (Hecho en China) y dijo que la OMC no tenía derecho a mediar en el asunto porque las reglas de la organización permiten a los países tomar cualquier medida para proteger sus “intereses esenciales de seguridad”.
“La situación con respecto a Hong Kong, China, constituye una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos”, dijo la delegación estadounidense. “Las cuestiones de seguridad nacional no son temas apropiados para la adjudicación en el sistema de solución de diferencias de la OMC”.
Antes del 2016, los miembros de la OMC generalmente evitaban defender sus medidas comerciales con base en la seguridad nacional porque hacerlo podría alentar a otras naciones a seguir políticas proteccionistas que tienen poco o nada que ver con amenazas hostiles.
Aranceles al acero
Eso cambió en el 2018, cuando la Administración Trump activó una ley de la era de la guerra fría para justificar los aranceles a las importaciones extranjeras de acero y aluminio. En respuesta, un puñado de socios comerciales de EE.UU., incluidos Canadá, la UE y China, presentaron disputas en la OMC y se espera una decisión sobre esos casos más adelante este año.
Desde entonces, más países, incluidos Arabia Saudita, India, Rusia y otros, han citado la exención de seguridad nacional de la OMC en las peleas comerciales regionales, lo que lleva a expertos comerciales a advertir que tales casos podrían erosionar la capacidad de la organización para mediar en disputas.
La Administración Biden dijo el lunes que EE.UU. ha argumentado constantemente que las disputas de seguridad nacional no están sujetas a revisión por parte de la OMC, ya que infringiría el derecho de un miembro a determinar cuáles son sus propios intereses de seguridad.
A pesar de la objeción de EE.UU., la OMC concedió la investigación de disputas de Hong Kong y establecerá un panel de expertos para deliberar sobre el asunto y poder emitir una decisión, lo que podría tomar de dos a tres años.
Órgano de apelación
En la misma reunión, la Administración Biden dijo que no aceptaría nombrar a nuevos miembros para el órgano de apelación de la OMC, un panel de expertos de siete miembros que hasta el 2019 tenía la última palabra sobre disputas comerciales que implican miles de millones de dólares en comercio internacional.
El Gobierno Biden dijo que no podía hacerlo porque EE.UU. “sigue teniendo preocupaciones sistémicas” sobre el funcionamiento del órgano de apelación, al igual que todas las Administraciones anteriores en los últimos 16 años.
Aunque la declaración no fue del todo inesperada, confirma la frustración bipartidista de EE.UU. con el funcionamiento del órgano de apelación de la OMC y la voluntad de la nueva Administración de bloquear a los nuevos panelistas hasta que se puedan acordar cambios.