La decisión del Departamento de Justicia (DOJ) de acudir a los tribunales para romper la alianza entre American Airlines (AA) y JetBlue es un paso más de la administración del presidente Joe Biden para desmantelar medidas controvertidas adoptadas por su predecesor, Donald Trump.
Y al mismo tiempo es un intento de parar los pies a la mayor línea aérea del mundo.
La Administración Trump aprobó el 10 de enero del 2021, pocos días antes de la llegada de Biden a la Casa Blanca, el acuerdo de formación de la llamada Alianza Noreste entre American Airlines (AA) y JetBlue con el argumento de que esta asociación generaría un “aumento de capacidad” aérea en la región noreste de Estados Unidos que pudiese competir con Delta Air Lines y United Airlines.
Pero desde la llegada a la presidencia de Biden, varios políticos demócratas solicitaron a la Casa Blanca que revisase el acuerdo por temor a que la alianza, en realidad, dañase la competitividad del sector.
En julio, en una orden ejecutiva contra la falta de competitividad en la economía, Biden ya citó de forma expresa el sector aéreo como uno de los más concentrados y bajo el control de unas pocas compañías. Y el pasado viernes, el influyente senador demócrata Richard Blumenthal solicitó al Departamento de Transporte una investigación de la alianza.
Pero la oposición a la Alianza Noreste, que la Casa Blanca considera una fusión encubierta, no está limitada a los demócratas: los fiscales generales de Florida, Arizona y Massachusetts, todos controlados republicanos, se ha unido a la demanda de DOJ junto con California, Pensilvania, Virginia y el Distrito de Columbia.
Cuatro compañías dominan el sector
La demanda anunciada este martes por el Departamento de Justicia contra la Alianza Noreste pretende poner punto y final a los vuelos compartidos, además de otras medidas como la acumulación de puntos para aquellos pasajeros que vuelan con AA o JetBlue.
El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, señaló en un comunicado en el que anunciaba la acción contra las dos aerolíneas que “cada día, millones de consumidores en todo Estados Unidos dependen del transporte aéreo para trabajar, visitar familiares o irse de vacaciones. La competencia justa es esencial”.
Garland añadió que más del 80% del transporte aéreo doméstico está en manos de cuatro grandes aerolíneas y que la Alianza Noreste es “una maniobra sin precedentes” para reducir la competición y consolidar aún más el sector.
Una de esas cuatro aerolíneas es American Airlines, que de hecho es la mayor compañía aérea del mundo tras su fusión en el 2013 con US Airways.
“La Alianza Noreste eliminaría de forma significativa competitividad en este sector tan importante”, añadió el subfiscal general en funciones, Richard Powers.
DOJ acusa a AA no sólo de intentar eliminar competitividad en Estados Unidos sino también en el resto del mundo, para lo que ha llevado a cabo “una serie de empresas conjuntas internacionales” ante la imposibilidad de realizar fusiones formales con otras compañías aéreas extranjeras.
Una de esas asociaciones es la que AA formó en el 2019 con el gigante australiano Qantas, lo que ha permitido coordinar sus planes de vuelo, precios y programas de fidelidad entre otras medidas. La asociación se materializó después de que el Departamento de Transporte bajo la presidencia de Trump aprobase el acuerdo.
Atención a Sudamérica
Ese mismo acuerdo entre AA y Qantas había sido rechazado en el 2016 por la administración del presidente Barack Obama, tras un estudio que duró 18 meses, al considerar que reduciría las opciones para los viajeros.
AA no sólo presta atención al Pacífico. American Airlines anunció la semana pasada una inversión de US$ 200 millones en la brasileña Gol Linhas Aereas para hacerse con un 5.2% de la compañía.
La inversión complementa el acuerdo de colaboración que las dos compañías firmaron en febrero del 2020.
De esta forma, AA afianza su posición en el importante mercado brasileño, donde ya contaba con una presencia significativa. De hecho, American Airlines, que dispone en Miami de uno de sus principales centros aeroportuarios, es la compañía aérea estadounidense con más implantación en Sudamérica.
El acuerdo con Gol se produce dos años después de que las autoridades judiciales de Chile bloqueasen el intento de AA para formar otra empresa conjunta con Latam Airlines, la mayor línea aérea de la región.
Tras anunciar la entrada en el accionariado de Gol, el presidente de American Airlines, Robert Isom, declaró que “American ha sido desde hace tiempo la principal línea aérea de Estados Unidos en Sudamérica y nuestra fuerte asociación con Gol solidifica esa posición de liderazgo”.