
La actividad manufacturera volvió a contraerse en mayo en Estados Unidos, según el índice ISM publicado el lunes que muestra que los industriales pasan mucho tiempo lidiando con los nuevos aranceles.
La medición mensual de la federación profesional ISM, basada en las respuestas de un panel de empresas, es un barómetro de la salud de la industria estadounidense.
El dato de mayo muestra que la actividad manufacturera cayó por tercer mes consecutivo a 48.5% (frente a 48.7% de abril).
La publicación está en línea con las expectativas de los analistas, según el consenso reunido por MarketWatch.
“En mayo, la actividad manufacturera estadounidense se hundió un poco más después de haber aumentado solo marginalmente en febrero”, último mes de aumento, señala la responsable de la encuesta, Susan Spence, citada en un comunicado.
“Las empresas encuestadas todavía están ajustando a la baja sus programas de producción debido a la incertidumbre económica”, añade.
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Aranceles sobre ciertos sectores (acero, aluminio, automóviles), sobre algunos países (China, Canadá, México) o incluso universales: desde su regreso a la Casa Blanca en enero, Donald Trump ha levantado un muro de nuevos impuestos sobre los productos que ingresan a su país, antes de dar parcialmente marcha atrás.
El viernes anunció que quería duplicar el arancel sobre el acero y el aluminio importados, para llevarlo al 50%.
Estos metales son imprescindibles en la industria.
Las empresas encuestadas para la investigación ISM citan ampliamente los aranceles como elementos perturbadores.
“Los subcontratistas luchan por adaptarse y seguir siendo rentables frente a las repercusiones de la cambiante política arancelaria del gobierno”, testifica un ejecutivo del sector del transporte, que incluye la industria automotriz, citado anónimamente en el comunicado.
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“La mayoría de nuestros proveedores nos trasladan (en sus facturas) la totalidad de los aranceles”, informa otro encuestado, del sector de productos químicos.
“Los aranceles del gobierno por sí solos han generado perturbaciones en las cadenas de producción comparables a la época del covid-19”, se queja un ejecutivo del sector de equipos eléctricos.
Wall Street en rojo
Wall Street comenzó la semana con el pie izquierdo, con las acciones en terreno negativo tras el débil informe del sector fabril, el recrudecimiento de las tensiones comerciales y la incertidumbre geopolítica. Los bonos recortaban pérdidas, mientras que el dólar se dirigía a su nivel más bajo desde 2023. El petróleo subía con fuerza.
Tras el mejor mes de mayo del S&P 500 en 35 años, el índice cayó al comienzo de lo que históricamente es uno de los meses más tranquilos en cuanto a ganancias. La mayoría de los sectores operaban en rojo, aunque las acciones de energía y tecnología alejaban al mercado de los mínimos de la sesión.
Las empresas estadounidenses de acero y aluminio se dispararon tras la promesa de Trump de duplicar los aranceles sobre estos metales. Los bonos del Tesoro a más largo plazo registraban el desempeño más débil y el diferencial entre los rendimientos a cinco y treinta años cerca del nivel en el que cerró por última vez en 2021.
Los últimos giros en la agenda arancelaria de Trump han alimentado el nerviosismo del mercado, tras las acusaciones mutuas entre Washington y Pekín de incumplir un acuerdo comercial. La Unión Europea advirtió que podría acelerar las medidas de represalia si Trump cumple sus amenazas. Ante el repliegue de las empresas debido a los aranceles, la actividad industrial estadounidense se contrajo y el indicador de las importaciones alcanzó su nivel más bajo en 16 años.
Mientras tanto, Rusia y Ucrania concluyeron en Estambul una segunda ronda de conversaciones que no logró acercar a ambas partes al fin de la guerra, pero sentó las bases para un nuevo intercambio de prisioneros.
Con información de AFP y Bloomberg