Apostar a un modelo “híbrido” que no tema al uso de pantallas en las aulas y cambiar la narrativa pesimista de la comunicación sobre la enseñanza son metas regionales claves para el secretario general de la OEI, Mariano Jabonero, en una nueva visita a Uruguay, país del “ejemplar” Plan Ceibal.
Así lo destaca el titular de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), que mantuvo en Uruguay una agenda formal motivada por la presentación de la nueva representante permanente del organismo en el país, Macarena Llauradó.
Enseñanzas de pandemia
Cuando se trata de reconocer los principales retos socioeducativos de Iberoamérica, el secretario general de la OEI desde el 2018 -que, además, ejerció como director general de esta entre el 2003 y 2010- no duda: el horizonte debe ser digital.
Es que, según el licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación español, esa fue una de las lecciones que dejó la pandemia en Latinoamérica, donde, subraya, hay países en que “casi el 80% de los alumnos no tienen ningún acceso al sistema de conectividad”.
Si bien, apunta, antes de la irrupción del COVID-19 se pensaba que los modelos educativos habían mejorado y los referentes estaban “satisfechos”, la crisis reveló que no era así.
“La pandemia pega un corte drástico, confina a 180 millones de niños y niñas y jóvenes en sus domicilios, interrumpe la actividad escolar y pone de manifiesto y transparenta que los sistemas educativos tienen graves carencias, más de lo que pensábamos”, explica, si bien define el caso de Uruguay como “privilegiado”.
“Uruguay es el país dentro de toda América Latina que tenía un sistema virtual que es el más potente, Plan Ceibal”, acota sobre el programa inspirado en el programa de Nicholas Negroponte “One Laptop per Child” (Un ordenador por niño) implementado en el país a partir del primer mandato de Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020).
No temerle a las pantallas
En esa línea, para Jabonero, el “corte” de la pandemia marcó un camino sin retorno.
“No hay vuelta atrás, hay que pensar en el futuro, un futuro más innovador; crear otra formación educativa que vaya a través de sistemas híbridos, en los cuales todos los chicos y chicas tengan acceso a sistemas virtuales de enseñanza y sistemas presenciales”, asegura.
Sin embargo, matiza, no se debe confundir la idea de un sistema educativo virtual con “un señor dando conferencia por televisión”, ya que, dice, se trata de algo más que “un busto parlante”.
“Son aplicaciones, contenidos digitales, metodologías de apoyo, profesores capacitados, es algo mucho más complejo y ese es el (modelo en) que estamos trabajando, el futuro para la región”, acota el secretario de la OEI, que cuenta hoy con 454 proyectos de cooperación activos en sus 23 países miembros.
Cuestionado sobre el potencial riesgo de una sobreexposición de los jóvenes a las pantallas, Jabonero indica que no es tal, pues un estudio científico de la OEI presentado recientemente arrojó que el uso de la tecnología digital en la primera infancia puede ser “beneficioso” para los niños si se toman ciertas precauciones.
“Las familias tienen que ser responsables y la escuela incorporar la tecnología como una parte de sus herramientas educativas discriminando (el tipo de instancia); no tiene sentido que en los recreos estén con el celular en la mano porque dejan de hablar, dejan de jugar al fútbol”, sentencia.
Comunicación en positivo
Otra de las claves a futuro para Jabonero, quien coincidió con el mandatario uruguayo, Luis Lacalle Pou, en la necesidad de promover en el país iniciativas de emprendimiento juvenil para mejorar la baja productividad que aqueja a la región, es la comunicación sobre educación.
Es que, como expuso días atrás en un artículo del periódico español El País, el secretario cree que las noticias en torno a educación se centran en lo negativo.
“¿Qué es lo que se comunica de educación? La huelga del gremio, el boicot, el ‘bullying’ (acoso escolar), la escuela que se ha roto, cuestiones que ocurren pero son mínimas. Lo importante es el valor de la educación”, enfatiza.
A esto añade que suele usarse erróneamente evaluaciones como las pruebas PISA como pie para decir que las políticas educativas son malas, cuando estas solo evalúan las capacidades en matemáticas, lengua y ciencia de chicos de 15 años y “nada más”.
Por otro lado, Jabonero coincide con dichos del secretario general iberoamericano, Andrés Allamand, sobre la necesidad de “cambiar la narrativa” e incidir en casos de éxito en la región, como el citado Plan Ceibal, la alta calidad educativa de Portugal o el programa de lectura infantil de Colombia.