El Gobierno conservador de Gran Bretaña aparentemente ha detenido su esfuerzo por destruirse a sí mismo y arruinar la economía del Reino Unido en el intertanto. El nuevo primer ministro, Rishi Sunak, está bien posicionado para revertir al menos parte del daño de las últimas semanas. A juzgar por el aumento inmediato de los precios de los bonos y el valor de la libra esterlina, los inversionistas recibieron su nombramiento con alivio. Pero puede que no dure mucho.
Sunak, el tercer líder de Gran Bretaña en siete semanas y el primer primer ministro no blanco, difícilmente podría dejar de ser una mejora. El ex primer ministro Boris Johnson cometió errores y perdió el rumbo a través de una serie de escándalos autoinfligidos, lo que lo distanció de la mayor parte del país desperdiciando una mayoría parlamentaria aplastante.
Despedido por su partido, fue reemplazado brevemente en el número 10 de Downing Street por Liz Truss. Ella anunció inmediatamente un nuevo e imprudente programa de impuestos y gastos que llevó al sistema financiero al borde del colapso.
Sunak es visto como pragmático y competente, virtudes casi ausentes de la política británica en el último tiempo. Durante la competencia para reemplazar a Johnson, sus críticas a Truss fueron proféticas. Dijo que su plan de reducir los impuestos y aumentar el gasto público antes de que el Banco de Inglaterra controlara la inflación desestabilizaría las finanzas del país. Probablemente no esperaba que se le demostrara que tenía la razón tan rápidamente. El desafío ahora será ejecutar el enfoque que prometió, con restricciones fiscales durante el tiempo que sea necesario.
La calamidad del breve mandato de Truss debería ayudar: enfrenta a los conservadores con la perspectiva de ser eliminados en las próximas elecciones. Tres años después de que Johnson obtuviera una mayoría de 80 escaños en la Cámara de los Comunes, las encuestas de opinión dieron recientemente a los laboristas una ventaja del 53% frente a un 14% de los conservadores.
Tales números hacen que hablar de una amenaza existencial para el partido no sea una exageración. Por el momento, esto ha convencido a los parlamentarios conservadores de la necesidad imperiosa de unirse, de ahí el fracaso de Johnson para obtener apoyo para un segundo período como primer ministro y la prisa de los antiguos opositores de Sunak por apoyar al nuevo líder.
Sunak hereda un partido aún profundamente dividido, especialmente por los asuntos pendientes del Brexit, pero también por la inmigración, los impuestos, la financiación de los servicios públicos, la desigualdad regional y otros asuntos polémicos. El Reino Unido se ha visto especialmente afectado por el elevado precio de la gasolina, lo que ha hecho que su inflación se encuentre entre las más altas de Europa.
El malestar laboral está aumentando, ya que los sindicatos del sector público intentan mantener los salarios reales de sus miembros. La promesa de Sunak de restablecer la responsabilidad fiscal y financiera puede calmar a los mercados, pero mantener ese compromiso mientras el banco central aumenta las tasas de interés para frenar la inflación hace que una recesión grave sea posible, si no probable.
La perspectiva de una inflación persistente junto con un aumento del desempleo también agregará fuerza a la acusación del Partido Laborista de que el Gobierno de Sunak no tiene un mandato popular. Es bastante plausible que, después de semanas de puro caos, la oposición vuelva a pedir elecciones anticipadas. Si los conservadores permanecen unidos, no permitirán que eso suceda. Aun así, la acusación de que el Gobierno de Sunak carece de legitimidad solo puede debilitar al nuevo primer ministro si aumentan las tensiones económicas.
La City de Londres está calificando el debilitamiento de los rendimientos de los bonos de esta semana como el “dividendo de aburrimiento” de Sunak. Después de las últimas semanas, un período prolongado de aburrimiento es justo lo que necesita el Reino Unido. Es poco probable que los eventos ayuden.