La pandemia de COVID-19 provocará un “aumento sostenido y pronunciado del desempleo” y los países de ingresos bajos y medios que se han quedado rezagados en la administración de las vacunas serán los más afectados, según la Organización Internacional del Trabajo.
La OIT teme que no se creen suficientes puestos de trabajo para recibir a quienes perdieron el empleo como resultado del COVID-19, además de los nuevos integrantes del mercado laboral. Se estima que el déficit global será de 75 millones este año y de 23 millones en 2022.
“El crecimiento del empleo proyectado será demasiado débil para brindar suficientes oportunidades de empleo a quienes se quedaron inactivos o desempleados durante la pandemia y para las cohortes más jóvenes que ingresan al mercado laboral”, dijo la OIT. “Muchos trabajadores anteriormente inactivos ingresarán a la fuerza laboral, pero no podrán encontrar empleo”.
La predicción del organismo con sede en Ginebra es la evidencia más reciente de que la pandemia ha revertido años de avances progresivos para el bienestar en todo el mundo.
No solo ha aumentado el desempleo en muchos países a pesar de los programas de suspensiones laborales para ayudar a las empresas a retener al personal, sino que la tasa enmascara el alcance del daño. Muchas personas, especialmente mujeres y jóvenes, han abandonado el mercado laboral y no se las cuenta.
Además, la escolarización se ha visto interrumpida en muchos lugares debido a la necesidad de detener la propagación de la enfermedad.
La OIT estimó que los empleos que se creen probablemente serán de menor calidad, y el problema es más grave en los países más pobres con grandes economías informales.
“Es probable que la crisis agrave la desigualdad dentro y entre los países en los próximos años”, dijo la OIT. “Presenta el riesgo de crear una dimensión adicional de secuelas económicas y sociales a nivel internacional que se manifestará en un progreso más lento y desigual hacia la reducción de la pobreza”.