Pasada la medianoche, los activistas contra el derroche se dispersan como guerrilleros urbanos por las calles oscuras de París y trepan por muros y tuberías para alcanzar los interruptores y apagar las luces.
Clic. Clic. Clic.
Una a una, las luces exteriores que han dejado encendidas los comercios se van apagando. Es un gesto pequeño pero simbólico dentro del enorme esfuerzo de ahorro energético que intenta hacer Europa, para cortar su dependencia del petróleo y el gas natural ruso de modo que las fábricas no se vean obligadas a cerrar y las viviendas se mantengan calientes e iluminadas.
El ingeniero Kevin Ha y sus amigos igualmente ágiles ya actuaban contra los negocios derrochadores en París mucho antes de que Rusia empezara a reducir el suministro energético a Europa, en un pulso de voluntades en torno a la invasión de Moscú en Ucrania.
Los activistas fueron precursores de una corriente de ahorro energético que gana fuerza en Francia, Alemania y otros lugares. Su mensaje, que todo el mundo puede ayudar, es casi palabra por palabra lo que ahora dicen también los funcionarios públicos, desde alcaldes a ministros.
“Cualquiera puede tener un impacto positivo a su nivel al adoptar buenas prácticas, hacer lo correcto para reducir su consumo total de energía”, dijo Ha, de 30 años, en una noche reciente en la que apagaba luces en el bulevar de los Campos Elíseos.
Las apuestas son altas. Si Rusia interrumpe los suministros de gas que ya ha reducido de forma drástica, las autoridades temen que Europa pueda ser un lugar más frío, oscuro e improductivo el próximo invierno. Es imperativo ahorrar gas ahora para poder reservarlo para dedicar más tarde a viviendas, fábricas y centrales eléctricas, según las autoridades.
“Europa debe estar lista”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “Para superar el invierno, suponiendo que haya un corte total del gas ruso, tenemos que ahorrar gas para llenar nuestros almacenes de gas más rápido. Y para hacerlo, tenemos que reducir nuestro consumo de gas. Sé que es mucho pedir para toda la Unión Europea (UE), pero es necesario para protegernos”.
Y aunque Europa intenta conseguir energía en otros lugares, cualquier dificultad este invierno podría ser un adelanto de algo peor en el futuro si los suministros de gas ruso se cortan por completo y siguen sin fluir durante el 2023, según la ministra francesa responsable de energía, Agnès Pannier-Runacher.
“Si las entregas de gas ruso se cortan para final de año, eso significará que tendremos un año entero sin gas ruso, de modo que el siguiente invierno podría ser aún peor”, dijo Pannier-Runacher a los senadores franceses.
De ahí las crecientes llamadas -ya familiares para los padres exasperados de adolescentes derrochadores en cualquier lugar- para que los europeos se tomen duchas más breves, desconecten los enchufes y en general hagan lo que puedan.
Alemania recibía en torno a un tercio de su gas de Rusia, lo que dejaba a la principal economía y país más poblado de la UE en una posición vulnerable. La campaña de ahorro energético ha apagado luces, enfriado las piscinas públicas y ajustado los termostatos.
La cúpula de cristal del Reichstag, el edificio del parlamento en Berlín, se apaga tras cerrar el acceso a visitantes a medianoche, y dos de las fachadas ya no se iluminan. La temperatura en las oficinas de los legisladores bajará dos grados, a 20° centígrados (68 Fahrenheit) este invierno. El Ayuntamiento de Berlín, el Museo Judío, dos óperas y la emblemática Columna de la Victoria, con su vista panorámica, serán algunos de los 200 lugares de la capital alemana que ya no se iluminarán por la noche.
Las piscinas municipales de Múnich han cerrado sus saunas y ahora tienen el agua más fría. En las de Hannover sólo habrá duchas frías, dentro de un plan de la ciudad norteña de recortar su energía en un 15%.
“La suma de todas las contribuciones nos ayudará a superar este invierno y estar preparados para el próximo”, manifestó Robert Habeck, vicecanciller alemán y ministro de Economía. También dijo al semanario Der Spiegel que ha reducido el tiempo que tarda en ducharse. “Será una senda exigente y dura, pero podemos hacerlo”, dijo.
Con una campaña titulada “Apaga el interruptor”, el gobierno holandés insta a limitar las duchas a cinco minutos, utilizar toldos y ventiladores en lugar de aire acondicionado y a secar la colada al aire.
Según una ley aprobada el lunes en la a menudo calurosa España, oficinas, comercios y recintos de hostelería ya no podrán poner los termostatos por debajo de 27° centígrados (81 grados Fahrenheit) en verano, ni por encima de 19° centígrados en invierno.
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, pidió a los trabajadores de oficinas que abandonasen las corbatas, en teoría para reducir la tentación de emplear el aire acondicionado. Dio ejemplo al ofrecer una conferencia de prensa con el cuello de la camisa abierto.
El gobierno italiano también recomendó límites para la calefacción y la refrigeración de edificios públicos.
En Francia, el gobierno aspira a reducir en un 10% el consumo de energía para el 2024, con una campaña de “sobriedad energética”. Los alcaldes libran su propia batalla contra el derroche y aprueban multas para comercios con aire acondicionado o calefacción que dejan la puerta abierta, mientras otros tratan de limitar el golpe de los crecientes precios de la energía.
Los 8,000 vecinos de Aureilhan, a los pies de los Pirineos en el suroeste de Francia, se han ido acostumbrando a las noches sin farolas desde el 11 de julio. Apagar los 1,770 postes de luz de 23:00 a las 06:00 de la mañana ahorrará un dinero que el alcalde, Yannick Boubée, preferiría dedicar a carreteras y otras labores de mantenimiento. De otro modo, dijo, la factura de la luz de 84,000 euros US$ 86,000) que pagó la localidad en el 2021 iba camino de casi triplicarse el año que viene.
“Al final, no hay motivo para mantener las luces encendidas por la noche. Es cambiar nuestra forma de pensar”, manifestó.
Lo siguiente será convencer a los vecinos de que acepten menos calefacción en los salones cuando reabran las escuelas.
“Vamos a pedir a los padres que les pongan un suéter a sus hijos, todas medidas que no cuestan nada. Por desgracia, no tenemos elección”, admitió.