El diario independiente ruso Novaya Gazeta anunció este lunes que suspendió su publicación hasta que termine la intervención en Ucrania, alegando no haber encontrado “otra solución” frente a la “censura militar”, en un contexto de presión del Kremlin sobre las voces críticas.
Pilar del periodismo de investigación, Novaya Gazeta publica desde hace casi 30 años investigaciones sobre la corrupción y las violaciones de derechos humanos en Rusia. En el 2021, esa labor, que le ha costado la vida a varios de sus reporteros, fue recompensada con el premio Nobel de la Paz otorgada a su redactor jefe, Dmitri Muratov.
Hasta la fecha, el galardón y la fama internacional de Novaya Gazeta parecían haber protegido relativamente a la publicación de las presiones del poder. Pero desde que comenzó la invasión rusa en Ucrania, el 24 de febrero, las autoridades han estrechado el cerco en torno a los últimos medios independientes que quedan en el país.
Novaya Gazeta anunció que decidió suspender sus publicaciones en su portal web, en las redes sociales y en papel, tras haber recibido una segunda advertencia del regulador ruso de las telecomunicaciones, Roskomnadzor, por haber violado una ley sobre “agentes del extranjero”.
“No hay otra solución. Para nosotros y, lo sé, para ustedes, es una decisión terrible y dolorosa. Pero tenemos que protegernos los unos a los otros”, escribió Muratov en una carta a los lectores del diario.
Según él, su redacción ha estado trabajando durante 34 días “en condiciones de censura militar”, desde que Moscú inició su ofensiva.
Muratov señala que sus periodistas cubrieron las zonas de combate en Ucrania y evaluaron el alcance “de las pérdidas y las destrucciones”. “Hemos intentado entender cómo nuestro pueblo ha dejado que se hagan dos guerras al mismo tiempo: una, de conquista, en Ucrania, y otra, casi civil, en casa, en Rusia”.
El 22 de marzo, Muratov anunció que vendía su medalla del Premio Nobel en beneficio de los refugiados ucranianos.
Último bastión
En Twitter, la oenegé Reporteros sin Fronteras reaccionó instando a las autoridades a cesar sus “políticas de censura”.
Fundada en 1993, Novaya Gazeta goza de una gran reputación por investigar la corrupción y los atropellos a los derechos humanos en Chechenia. Este compromiso le ha costado la vida a seis de sus empleados, entre ellos la famosa periodista Anna Politkóvskaya, asesinada en el 2006.
Por respetado que sea, el diario no deja de ser relativamente marginal en Rusia. En febrero del 2022, su tirada diaria era de unos 100,000 ejemplares, en tanto su página web, completamente gratuita, reivindicaba 40 millones de visitas el mismo mes.
En concreto, se reprocha a Novaya Gazeta no haber precisado que una ONG mencionada en uno de sus artículos estaba calificada como “agente del extranjero” por las autoridades rusas, como lo exige la ley.
El diario recibió una primera advertencia el 22 de marzo y una segunda el lunes.
Desde el inicio de la operación militar, las páginas web de varios medios rusos o extranjeros han sido bloqueadas. Novaya Gazeta era uno de los últimos diarios independientes que seguía en actividad en Rusia.
Las autoridades votaron varias leyes que castigan con penas de cárcel lo que consideran como “informaciones falsas” sobre el conflicto en Ucrania.
Otra medida usada por las autoridades contra organizaciones o individuos críticos del Kremlin es la ley sobre “agentes del extranjero”.
Los que son calificados de “agentes del extranjero” deben presentarse como tal en cualquier publicación, también en las redes sociales. Los medios que los mencionan también lo tienen que precisar.
El incumplimiento de esta ley puede acarrear fuertes consecuencias. En diciembre, la oenegé más respetada de Rusia, Memorial, que había sido calificada de “agente del extranjero” fue prohibida por no haber precisado ese estatus en algunas publicaciones.