Muhammad Ali relató que soñaba con crear un negocio de criptomonedas antes que los talibanes comenzaran a arrasar Afganistán, lo que le obligó a emprender un desalentador viaje hacia el oeste a través de Irán y Turquía, evadiendo a los guardias fronterizos y los registros de seguridad a su paso.
La victoria de los talibanes en Afganistán ha suscitado la preocupación de Turquía, punto de paso de muchos inmigrantes que intentan llegar a Europa y que ya acoge a casi 4 millones de sirios, por una nueva afluencia de refugiados. El país ha reforzado la seguridad en su frontera con Irán, pero algunos afganos siguen pasando.
Refugiado en un túnel de drenaje a las afueras del distrito de Tatvan, en la provincia oriental turca de Bitlis, Ali, un joven de unos 20 años procedente de la provincia afgana de Jost, dijo que estaba esperando el transporte hacia el oeste y que quería seguir hacia Europa. Otras 50 personas se refugiaban con él.
Ali dijo que había estudiado informática y enseñado diseño gráfico y de páginas web en Afganistán. Señaló que tenía un canal de YouTube en el que publicaba videos sobre temas como la forma de ganar dinero en línea.
“Estaba planeando un negocio de minería de bitcóin o ethereum... De repente todo cambió y los talibanes tomaron todo Afganistán”, manifestó.
“No hay internet. Si no hay internet, no puedo hacer mi trabajo allí. Si tuviéramos teléfonos inteligentes con cámara, los talibanes no lo permitirían”.
Después de caminar durante semanas a través de Irán, los migrantes que entran en la provincia oriental turca de Van se dirigen a pie, en autobús o en barco a la ciudad de Tatvan, en la orilla occidental del lago Van.
En su camino intentan eludir los controles policiales, las redadas en sus escondites y las embarcaciones de los guardacostas que patrullan el inmenso lago, donde el año pasado naufragó una embarcación con unos 60 migrantes, muriendo todos ellos.
Wais Muhammad Shehrzad, de 30 años, dijo que salió de Afganistán hace un mes, pagando US$ 1,000 a los traficantes y caminando hasta 50 horas seguidas con poco sustento en el camino.
“Tenemos los pies llenos de ampollas, no tenemos ropa ni comida”, dijo, quitándose los zapatos para mostrar un tobillo moreteado y diciendo a otros en el grupo que se sentaran para evitar ser vistos.
Shehrzad indicó que era de Kabul y que había trabajado como zapatero y anteriormente como profesor de inglés. Quería llegar a Estambul, encontrar trabajo y enviar dinero a su familia.
En las últimas semanas, la policía turca ha detenido a miles de inmigrantes afganos entre los 300,000 que se calcula que hay en el país. Los capturados en Bitlis son enviados a un centro de repatriación en Van, aunque actualmente los afganos no son devueltos a su país debido a la agitación que se vive allí.
Un día después de hablar con Reuters, Ali envió un mensaje de texto. “Estamos detenidos por la policía”, decía.