La actividad económica se debilitó desde Europa hasta Asia, lo que reforzó la preocupación de que el aumento de los precios y la guerra en Ucrania lleven al mundo a una recesión.
La producción en las 19 naciones de la eurozona disminuyó en agosto por segundo mes debido a que la inflación récord de la energía y los alimentos socava la demanda y más sectores sucumben a las perspectivas cada vez más pesimistas, según mostraron las encuestas publicadas el martes por S&P Global.
Si bien la manufactura impulsó la caída, casi se detuvo un repunte posterior a los cierres por el COVID en el sector de servicios, como el turismo.
El índice de gerentes de compras del Reino Unido logró mantenerse por encima del nivel 50 que separa la expansión de la contracción, pero registró una caída inesperadamente grande en la actividad fabril.
En Asia, la producción japonesa se contrajo a medida que un resurgimiento en los casos de COVID-19 deprime aún más la demanda, que ya estaba enfrentando dificultades a causa de la creciente inflación. El sector de servicios de Australia se contrajo por primera vez en siete meses, aunque fue compensado parcialmente por un repunte en el turismo.
Los datos pintan un panorama sombrío para la economía global, mientras que la mayoría de los bancos centrales aún se enfocan en controlar la inflación elevando los costos de endeudamiento. Y aunque las alzas de tasas empeorarían la recesión, es posible que ni siquiera logren revertir los aumentos excesivos de precios, según inversionistas como Pacific Investment Management Co.
Para la eurozona, los números “apuntan a una economía en contracción durante el tercer trimestre”, dijo el martes el economista de S&P Global Andrew Harker. “Ahora se observa una disminución de la producción en un rango de sectores, desde empresas de materiales básicos y automotrices hasta empresas de turismo e inmobiliarias, a medida que la debilidad económica se vuelve más amplia”.
Los datos de Alemania fueron particularmente débiles y registraron la mayor caída en la producción desde junio del 2020, mientras se apresura a reducir la dependencia del gas natural ruso en medio de disminuciones en los envíos luego de la guerra en Ucrania. En Francia, en tanto, la actividad se contrajo por primera vez en un año y medio.