El rey Carlos III y Camila, la reina consorte, en el Salón Westminster, donde ambas Cámaras del Parlamento se reunieron para expresar sus condolencias tras la muerte de la reina Isabel II en Londres el 12 de septiembre de 2022. La reina Isabel II, la monarca con el reinado más largo de Gran Bretaña y una roca de estabilidad en buena parte de un siglo turbulento, falleció el 8 de septiembre de 2022 tras 70 años en el trono. Tenía 96 años. (Foto: Ian Vogler/Pool Photo via AP)
El rey Carlos III y Camila, la reina consorte, en el Salón Westminster, donde ambas Cámaras del Parlamento se reunieron para expresar sus condolencias tras la muerte de la reina Isabel II en Londres el 12 de septiembre de 2022. La reina Isabel II, la monarca con el reinado más largo de Gran Bretaña y una roca de estabilidad en buena parte de un siglo turbulento, falleció el 8 de septiembre de 2022 tras 70 años en el trono. Tenía 96 años. (Foto: Ian Vogler/Pool Photo via AP)

En su primera visita al Parlamento Británico como monarca, el rey Carlos III, habló sobre sentir “el peso de la historia que nos rodea” e hizo referencia a sus “predecesores medievales” al prometer que seguirá los pasos de su fallecida madre la reina Isabel II y defenderá los principios de la monarquía constitucional.

El discurso de Carlos, pronunciado a los legisladores el lunes, es el más reciente evento histórico que ocurre en el Salón Westminster, un vasto edificio de más de 900 años que ha estado en el corazón de la historia británica por un milenio.

Es el más antiguo edificio del Parlamento, estuvo ahí cuando Guy Fawkes y Carlos I fueron enjuiciados, donde los reyes y reinas ofrecieron magníficos banquetes medievales, y donde se pronunciaron discursos ceremoniales para la reina Isabel II en sus jubileos de plata, oro y diamante. Es también donde permanecerán los restos de la reina para que el público se despida el miércoles.

A continuación, una revisión a los siglos de historia del Salón Westminster y los rituales que dicta la relación entre la monarquía británica y el gobierno:

SALÓN WESTMINSTER

Construido por primera vez en 1097, el Salón Westminster es la parte más antigua del Palacio de Westminster medieval que se conserva en su forma original. La mayoría de las Cámaras del Parlamento actuales se construyeron tras un incendio en 1834.

El salón, que se consideraba era el más grande de Europa en el medievo, era el sitio de fastuosos banquetes de coronación en honor a reyes y reinas, de Ricardo I en el siglo XII a Ana Bolena en el s. XVI.

Más adelante el salón fue usado como una corte para múltiples juicios famosos, incluyendo el de Carlos I, quien fue sentenciado por traición a la corona antes de ser decapitado en 1649.

En un intento por apaciguar una lucha de poder cada vez mayor entre la corona y el Parlamento, Carlos I intentó arrestar a los legisladores en la Cámara de los Comunes en 1642. Esto desató la Guerra Civil Inglesa, lo que desencadenó en una abolición temporal de la monarquía y una década de gobierno bajo Oliver Cromwell.

LA CORONA Y El PARLAMENTO

La destitución y ejecución de Carlos I desató el comienzo del sistema británico moderno de monarquía constitucional. En las décadas siguientes se crearon las reglas para asegurar que el monarca sirva como un jefe de Estado apartidista y para que no pueda hacer leyes sin el consentimiento del Parlamento electo democráticamente.

Por las acciones de Carlos I, a los monarcas británicos no se les permite entrar a la Cámara de los Comunes hasta la fecha.

Cada año, el monarca preside la apertura ceremonial del Parlamento en la cámara superior cuyos miembros no se eligen mediante elecciones, la Cámara de los Lores. Durante esos eventos anuales, un funcionario conocido como Black Rod convoca a los legisladores electos de la Cámara de los Comunes a la Cámara de los Lores para escuchar el discurso del monarca, y por tradición la puerta de la Cámara de los Comunes es cerrada en la cara del Black Rod, como símbolo de la independencia de la cámara.

Como jefe de Estado, Carlos III, al igual que sus predecesores, reinará pero no gobernara. Fuera de designar a los nuevos primeros ministros y la tarea anual de abrir las sesiones del Parlamento, los monarcas se mantienen alejados del foco político y están obligados constitucionalmente a seguir los consejos del gobierno.

Sin embargo, Carlos III sostendrá audiencias semanales con el primer ministro en turno, actualmente la primera ministra Liz Truss, aunque lo que se aborda en esas reuniones nunca se hace de conocimiento público.