La negativa del Reino Unido a reconocer vacunas contra el COVID-19 administradas en la mayor parte del mundo está generando más críticas por la desconfianza hacia otros países y la renuencia a trabajar de forma internacional para poner fin a la pandemia.
Una consecuencia de la política es que una persona que recibe en África una vacuna distribuida por el Reino Unido no es reconocida por el país donante como alguien vacunado. Otra es que un visitante vacunado con dosis de AstraZeneca Plc o Pfizer Inc., que se utilizan masivamente en Gran Bretaña, no es considerado una persona vacunada si recibió la inoculación en una docena de otras naciones.
“Si nos envían vacunas y las usamos, y luego dicen que no reconocen a las personas que se vacunaron, eso envía un mensaje muy contradictorio”, dijo el jueves a la prensa John Nkengasong, director de los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades, en la capital de Etiopía, Addis Abeba.
“Es un mensaje que genera confusión dentro de nuestra propia población y un mensaje que realmente no habla de solidaridad ni cooperación”, indicó.
Los comentarios de Nkengasong se suman a las crecientes críticas a la política fronteriza más reciente del Reino Unido, que obliga a los visitantes a ponerse en cuarentena si no han sido vacunados en Estados Unidos, la Unión Europea y un pequeño grupo de otros países. La medida ha sido calificada de discriminatoria y perjudica el esfuerzo global por administrar vacunas en los países en desarrollo.
“No estamos hablando de la calidad de la vacuna administrada, se trata de confiar en los sistemas de salud para generar pruebas de vacunación”, dijo Richard Mihigo, jefe de inmunización y desarrollo de vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en África. “Necesitamos ver a nivel mundial un certificado digital reconocido por todos los países y difícil de falsificar”.
Estados Unidos indicó esta semana que dentro de poco serán bienvenidos extranjeros provenientes de cualquier país si han completado su esquema de vacunación, siempre que sea una dosis autorizada por la OMS. Eso incluye versiones no utilizadas en ese país y administradas en otros lugares.
“Siempre hemos dicho que adoptaríamos una estrategia escalonada para la implementación de nuestro programa de vacunación de llegada desde otros países y territorios”, indicó el miércoles un portavoz del Gobierno del Reino Unido. “Revisaremos la política y evaluaremos adiciones cada tres semanas”.
Los países africanos, en particular, están muy por detrás de las naciones más ricas en términos de sus programas de vacunación, ya que solo cerca del 2% de los 6,000 millones de dosis globales ha sido administrado en el continente. La OMS estableció un plazo para que los países hayan vacunado al 10% de su población a más tardar a fines de septiembre, pero se espera que solo alrededor del 20% de los países africanos alcance dicho objetivo.
“No entendemos en absoluto por qué el Reino Unido ha adoptado esta postura”, dijo Nkengasong.