La crisis en Ecuador llegó a un “punto muerto” este miércoles con el diálogo roto entre el Gobierno y el movimiento indígena, que lidera las protestas por la carestía de la vida, y con el gobernante Guillermo Lasso, con un triunfo con sabor a derrota, tras salvar en el Parlamento una moción para destituirlo.
Las protestas lideradas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) cumplen 17 días con cortes de carreteras, bloqueos en vías e incidentes violentos como la quema de unidades de policía y el ataque a dos convoyes de camiones con productos de primera necesidad custodiados por militares.
Precisamente, la muerte de un militar en el ataque a un convoy que transportaba combustibles en la Amazonía, fue el detonante para que Lasso rompiera el diálogo con el presidente de la Conaie, Leonidas Iza, quien el lunes participó en un encuentro, junto a otros líderes indígenas, y representantes del Ejecutivo.
Lasso dijo que sólo cuando se cuente con “legítimos representantes de todos los pueblos y nacionalidades de Ecuador” abiertos a un diálogo “real y franco”, el Gobierno regresará a la mesa de diálogo, una posición de “autoritarismo”, según la Conaie, que consideró que Lasso no rompió con Iza sino “con el pueblo”.
El movimiento indígena, con sus dirigentes al frente, volvió a manifestarse este miércoles por el centro de Quito, en una marcha pacífica donde refrendó que no se marcharán de la capital hasta tener respuestas.
¿Callejón sin salida?
Para la analista Wendy Reyes, la situación es “muy complicada” porque desde el Gobierno no se vislumbra una decisión, mientras que, si existiera la posibilidad de un reemplazo para Iza, tomaría mucho tiempo designarlo, pues el proceso asambleario para elegirlo como presidente tardó alrededor de un año.
“Es un callejón sin salida. Estamos sufriendo un estancamiento. Hay un costo para el país tremendo, no sólo económico, en todo y los ánimos se complican”, dijo a Efe la catedrática de la Universidad George Washington, al lamentarse de que se haya construido un relato “de los buenos y los malos”, lo que “tampoco le hace bien al país”.
Las protestas han dejado hasta el momento seis fallecidos, uno de ellos el militar perecido el martes, y unos 400 heridos entre manifestantes y las fuerzas del orden, así como millonarias pérdidas económicas.
Además, una sociedad consternada al constatar que manifestantes se bajan de camiones y pinchan las ruedas de cuanto vehículo pasa, mientras otros, amenazando con lanzas y palos, obligan a cerrar negocios, lo que ha provocado algunos enfrentamientos ciudadanos.
Reyes -también catedrática de la Universidad Andina- recordó que para sacar a las Fuerzas Armadas, el Gobierno necesita un estado de excepción, medida que derogó el pasado fin de semana ante la bajada en la intensidad de las protestas.
La Conaie había exigido la eliminación del estado de excepción para iniciar los diálogos, pero sin deponer su movilización, en la que Reyes ve “muchos actores”, entre ellos algunos violentos, mientras la propia Conaie ha hablado también de “infiltrados”.
Hubo avances
Experta en Gobernanza, Reyes señaló que en medio de la crisis hubo avances, pues la Conaie reconoció que el Gobierno había atendido cinco de sus diez peticiones, mientras avanzaban los acercamientos.
Además, en la primera reunión del lunes, hubo avances que llevaron al Gobierno a comprometerse a no dar promover la actividad petrolera en la Amazonía y no dar más concesiones mineras en áreas naturales protegidas y zonas intangibles.
Sin embargo, el movimiento indígena exigió al Ejecutivo una rebaja mayor en los precios de los combustibles subsidiados, que fueron reducidos el domingo pasado en 10 centavos de dólar.
Reyes dijo a Efe que una posible salida sería la decisión de Lasso de sentarse personalmente en la mesa de diálogo y que el movimiento indígena encuentre otro interlocutor, algo con lo que coincide el analista Santiago Pérez Samaniego, catedrático de ciencia política de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL).
Que Lasso presida los diálogos “sería una demostración del liderazgo que le ha faltado al Gobierno”, para resolver “las justísimas demandas sociales que tiene el movimiento indígena y gran parte del pueblo ecuatoriano”, puntualizó a Efe el analista.
“Victoria con sabor a derrota”
En medio de las protestas, Lasso afrontó una moción de destitución planteada por los legisladores correístas por “grave crisis política y conmoción interna”, que contempla la Constitución.
La iniciativa tuvo el respaldo de 80 de los 137 legisladores, lo que no les alcanzó a los correístas para destituirlo (necesitaban 92), pero que dejó a Lasso con “una victoria con sabor a derrota”, opinó Pérez Samaniego en declaraciones a Efe.
“El presidente la tendrá muy complicada de acá en adelante” y deberá “intentar recuperar la gobernabilidad”, dijo Pérez Samaniego, mientras Reyes apuntó que para solucionar la crisis actual se deben tomar decisiones “ya” y no enfrascarse en analizar “quién ganó o quién perdió, porque estamos perdiendo todos”.