El operador de centros comerciales más grande de Uruguay está viendo cómo las ventas de sus tiendas se ven afectadas por una crisis monetaria en la vecina Argentina, que ha provocado que una estampida de turistas crucen la frontera para aprovechar los restaurantes y el entretenimiento baratos.
A principios de año, Carlos Lecueder, director de su empresa familiar Estudio Luis E. Lecueder, se mostró optimista de que los nueve centros comerciales que administra finalmente se recuperarían de la pandemia y registrarían ventas por encima del 2019.
Así fue hasta que decenas de miles de uruguayos de clase media optaron por gastar una parte de sus ingresos disponibles en Argentina durante un fin de semana largo en agosto y las vacaciones de primavera en septiembre. Durante el fin de semana largo en octubre, el país vio a casi 74,000 uruguayos salir, principalmente en los pasos fronterizos con Argentina.
Lecueder ahora espera que las ventas en tiendas durante esteaño sean aproximadamente un 5% inferiores a las del 2019, con un crecimiento de los ingresos año tras año estimado en torno a la mitad de su pronóstico original a causa de esto.
”Argentina está afectando a todo el retail uruguayo de forma importante porque genera en algunos casos precios más baratos y en otros casos, donde no es necesariamente más barato, es que se está gastando dinero allá y no aquí”, dijo Lecueder en una entrevista en su oficina en el World Trade Center de Montevideo.
Argentina está en medio de una profunda crisis económica, a medida que los déficits, la impresión de dinero, los controles de capital y la inflación cercana al 80% socavan la moneda. El peso cotiza oficialmente a 151 por dólar estadounidense en el mercado de divisas administrado por el Gobierno, en comparación con la tasa de cambio de alrededor de 287 por dólar en el mercado negro.
Las distorsiones de precios masivas causadas por las políticas económicas disfuncionales de Argentina se traducen en que, por ejemplo, los turistas que compran pesos en el mercado negro con moneda extranjera pagarán el equivalente a US$10 por un corte de carne con guarniciones en Parrilla Peña cerca del famoso Teatro Colón en Buenos Aires. Un plato similar cuesta alrededor de US$ 17 en el restaurante familiar La Pasiva en la capital uruguaya, Montevideo.
Las entradas para dos personas para ver una ópera en el Teatro Colón le costarán alrededor de US$ 10 para los asientos baratos, en comparación con US$ 22 para una obra en el Teatro Solís de Montevideo.
Las pequeñas empresas en los pueblos y ciudades agrupados a lo largo del río Uruguay que divide a ambas naciones también están sufriendo pérdidas de ventas debido al contrabando y a los compradores diarios que adquieren productos básicos en Argentina.
Una encuesta periódica de 60 productos básicos realizada por la sucursal de Salto de la Universidad Católica de Uruguay encontró que comprar esos productos en la vecina Concordia resultaba un 63% más barato. Uno de los pocos artículos que los argentinos intentan comprar en Uruguay son los neumáticos para autos debido a la escasez en casa, según el periódico El País.
Lecueder, cuyo padre abrió el primer centro comercial de Uruguay en 1985, espera que el lastre del consumo de Argentina disminuya lentamente durante el próximo año.
Esos vientos en contra no impiden que el empresario busque ubicaciones para nuevos centros comerciales en el interior. Su firma también planea comenzar este año la construcción de una torre residencial en las afueras de Montevideo de casi US$30 millones.
Los analistas encuestados el mes pasado por el banco central de Uruguay elevaron su perspectiva de crecimiento en un cuarto de punto porcentual a 5%. Se espera que la economía se desacelere al 3% el próximo año cuando concluya la construcción de una planta de celulosa de US$ 3,470 millones y un ferrocarril de US$ 839 millones.
”Es razonable pensar que el 2023 sea de menor crecimiento”, dijo.