La inestable economía de China es ahora la mayor amenaza para la demanda mundial de materias primas, en tanto la actividad económica y los flujos crediticios en el principal comprador del mundo se deterioran marcadamente y ponen en riesgo los modestos objetivos de crecimiento de Pekín.
Hasta ahora, las materias primas han sido más resistentes que otros activos en medio de una economía que empeora. Liberado de las limitaciones de la pandemia, el consumo de combustible ha aumentado. Las expectativas de que el Gobierno se verá obligado a aumentar el estímulo para rescatar el crecimiento, así como el inicio de una recuperación estacional de la demanda, también han impulsado a algunos mercados, reportó Bloomberg.
Pero, el contexto sigue siendo preocupante. Los operadores se enfrentan a una crisis prolongada en el mercado inmobiliario, deflación, exportaciones débiles y una caída del yuan. Los desafíos estructurales incluyen el deseo del Gobierno de dar el giro hacia una economía liderada por el consumo en lugar de la inversión, algo útil para la demanda de combustible y los alimentos, pero no para los metales de la antigua economía impulsados por la construcción.
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El enorme gasto de China en energía limpia ofrece un alivio, ya que eleva el consumo de materiales vinculados a la transición verde, como el cobre. Pero siempre se sacrifica algo; en este caso, una menor demanda de combustibles fósiles. Gestion.pe conversó con dos especialistas para entender mejor la situación en el gigante asiático.
Según el economista Juan Carlos Odar, hoy en día el principal problema de China es su bajo ritmo de crecimiento económico. “Esto se enmarca en un contexto más amplio en el que ya hace más de 10 años notaron que su modelo de crecimiento basado en inversión era insostenible, de modo que su crecimiento potencial necesariamente tenía que ser menor que el que estaban acostumbrados a registrar. Si a eso se le suman errores propios de manejo de la coyuntura, como la política COVID cero, más problemas de gestión en algunas empresas del sector inmobiliario, como Evergrande, no solo hablamos de un bajo ritmo de crecimiento sino de un posible ‘aterrizaje forzoso’”, dijo el director de Phase Consultores.
Por su parte, Gonzalo Llosa, profesor de Economía de la Universidad del Pacífico, comenta que China ha fijado una tasa de crecimiento para este año que será “relativamente fácil de cumplir” porque en el 2022 aún existían las restricciones por COVID.
“Lo que se evidencia es un problema para crecer de forma sostenida y eso tiene múltiples razones, de las cuales existen tres principales: una es la falta de confianza del sector privado para invertir; lo segundo es excesivo endeudamiento del sector inmobiliario, lo cual ha generado una importante fragilidad financiera; y la último tiene que ver con factores externos, es decir, las tensiones geopolíticas entre China y los países más desarrollados. Cada uno tiene sus efectos por sí solo, pero la presencia de los tres al mismo tiempo genera que se refuercen entre ellos”, explicó el docente.
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A continuación, cinco efectos de la crisis económica de China sobre diversas materias primas:
Metales básicos
Los metales básicos han retrocedido desde su máximo de enero a medida que la economía pierde fuerza, impactando los márgenes de fundiciones y fabricantes. La caída en la rentabilidad en el primer semestre es su peor desempeño en más de una década. Los datos de beneficios industriales de julio se publicarán hoy domingo y es probable que muestren más problemas en el sector.
Los inventarios de cobre y aluminio, los metales básicos más utilizados, han disminuido, y las existencias del cobre se acercan a niveles críticos, según Goldman Sachs Group Inc.
Juan Carlos Odar recuerda que Perú es una economía muy dependiente de las exportaciones tradicionales, es decir de materias primas, fundamentalmente de minerales y productos pesqueros rumbo a China. “Varios minerales, cobre incluido, tienen como destino de exportaciones a China, cuya participación en varios casos supera el 80%. Otro sector expuesto es el pesquero, pero por la magnitud relativa de las exportaciones, el efecto sistémico que pudiera generarse a partir de una caída en la producción de ese sector (adicional a la que ya se ha venido produciendo) no sería tan severo”, añadió.
“En la medida que China pierda velocidad de crecimiento, las exportaciones peruanas a China se verían afectadas no solo por volumen sino por precio. Esto generaría un deterioro de las cuentas fiscales, que respondería a un menor dinamismo de la recaudación y a la menor velocidad de crecimiento que se generaría. Por otro lado, en un contexto de mayores riesgos es posible que se generen presiones al alza del tipo de cambio, tanto por el debilitamiento de las cuentas fiscales como porque el dólar es considerado como un activo refugio”, dijo Odar.
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Del mismo modo, Gonzalo Llosa subraya que la desaceleración económica de China hace que sus socios comerciales también crezcan menos y eso impacta a Perú directa e indirectamente, más allá de un crecimiento más lento de las exportaciones. “La situación en China, al ser un país que concentra gran parte de la demanda de materias primas, genera precios más bajos de lo que podrían ser en ausencia de estos problemas”, señala.
Siendo Perú una economía muy concentrada en la explotación de minerales, “estos menores precios implican una menor rentabilidad de los proyectos mineros y un menor deseo de invertir por parte de los empresarios en ese sector. La minería es clave en nuestra economía, no solamente en producción y generación de exportaciones, sino también en inversión y las interconexiones que tiene la industria con otros sectores de la economía que le provee servicios”, agregó Llosa.
Hierro y acero
La construcción representa el 40% de la demanda de acero de China, y el mineral de hierro, el principal insumo para los altos hornos, es un tótem de la vieja economía. Las apuestas sobre el estímulo han ayudado a mantener los precios por encima de los US$ 100 la tonelada, aunque la renuencia a endeudar aún más a los Gobiernos locales socava el argumento de que Pekín recurrirá a otro gran gasto en obras públicas.
Crudo
Los envíos de petróleo crudo se destacaron entre las importaciones de productos básicos de China en el primer semestre, y se prevé que el crecimiento de la demanda este año represente el 40% del total mundial. Pero puede que la recuperación esté en su último aliento a medida que las refinerías reducen las importaciones y pasan a reducir inventarios.
La necesidad de reponer las existencias podría reactivar las importaciones, que cayeron a su nivel más bajo en tres meses en julio. Pero gran parte de la demanda de productos petroleros se está manifestando en los mercados de exportación, más que en el país. Las exportaciones de diésel de China en julio, por ejemplo, se triplicaron con respecto al mes anterior.
Gas y carbón
La actividad económica de China se sustenta en el carbón, su principal combustible. Pekín ha aumentado tanto la producción como las importaciones para impulsar una recuperación que finalmente ha decepcionado, creando un exceso que hace que los precios languidezcan.
Ahora que las necesidades máximas de refrigeración del verano han pasado (el aire acondicionado es un drenaje importante para el suministro de electricidad), las plantas de energía podrían optar por soltar inventario si los indicadores industriales siguen siendo sombríos, presionando aún más al mercado.
Cerdo
La reapertura de la economía después de las estrictas medidas del Gobierno para controlar la pandemia no se tradujo en las celebraciones con la carne favorita de China que muchos anticipaban. En cambio, los hogares ahorraron ante la incertidumbre económica.
Un mercado más débil de la carne de cerdo tiene ramificaciones para la economía en general. La carne tiene un gran peso en la canasta de precios de los alimentos, lo que contribuyó en gran medida a la caída de julio en la deflación del consumidor.
Cómo salir de la crisis
China arrastra problemas en la composición de su crecimiento, que ahora están influyendo en su nivel. Consultado sobre una salida a esta crisis, Juan Carlos Odar considera que lo primero sería liberalizar por completo la economía china, “algo que seguramente no está siendo considerado por sus autoridades”.
“Lo que sí podría hacer es mantener una política monetaria expansiva, con lo cual no solo podría mejorar el panorama de crecimiento sino ayudar a elevar la tasa de inflación, que ya está en terreno negativo y sugiere un débil comportamiento de la demanda agregada”, dijo el director de Phase Consultores. “China ha crecido mucho a base de inversión y parte de ella se ha dedicado al sector inmobiliario, que no encuentra la demanda que requiere. Esto ha llevado a varias empresas del sector -incluyendo Evergrande- a enfrentar problemas de liquidez y a asumir más riesgos, los que en un contexto de crecimiento por debajo del esperado se han materializado”.
En opinión de Gonzalo Llosa, las respuestas del Gobierno chino han sido bastante “tímidas” hasta el momento. “Entiendo cuáles son los problemas que tiene hoy China para poder crecer pero me parece que ha sido bastante tímida [su reacción]. Se han tratado de dar mayor confianza bajando restricciones, pero una vez que has dañado tanto los balances de las familias y las empresas, o sea el sector privado como conjunto, por el tema de las medidas de cuarentena y una vez que te enfrentas a obstáculos para crecer porque tienen más restricciones externas, creo que requieres una política mucho más agresiva por parte del Gobierno”, concluyó.