GlaxoSmithKline Plc dijo que una investigación muestra que su tratamiento con anticuerpos contra el COVID-19 es eficaz contra la combinación completa de mutaciones en la nueva variante ómicron.
Las pruebas realizadas in vitro contra un pseudovirus que recrea una versión sintetizada de ómicron mostraron que el sotrovimab, el tratamiento con anticuerpos de Glaxo, resiste todas las mutaciones en la proteína espiga de la variante ómicron y no solo las mutaciones clave, señaló el martes el laboratorio farmacéutico en un comunicado.
Las pruebas incluyeron las 37 mutaciones identificadas hasta la fecha en la proteína espiga.
Las observaciones de Glaxo se producen en medio de la incertidumbre sobre si la variante ómicron afecta las defensas de los medicamentos y vacunas existentes, y en qué medida.
Sus diferentes mutaciones, particularmente en la proteína espiga, que es el objetivo de la mayoría de los tratamientos, han provocado preocupación en todo el mundo y han atemorizado a los mercados financieros.
Las acciones de Vir Biotechnology Inc., codesarrollador del fármaco, subían el martes en Nueva York. Glaxo avanzaba en Londres después de que un estudio mostrara que la vacuna de la farmacéutica británica desarrollada en conjunto con Medicago Inc. demostró su eficacia contra una serie de variantes del COVID.
Dado el descenso de menos de tres veces en la neutralización durante las pruebas, “confiamos en que el sotrovimab continuará brindando un importante beneficio para el tratamiento temprano de pacientes con la esperanza de evitar las consecuencias más graves del COVID-19″, dijo el director ejecutivo de Vir, George Scangos.
Sotrovimab redujo el riesgo de hospitalización y muerte en personas con cuadros leves a moderados de COVID en un 79% en los ensayos. El medicamento obtuvo la aprobación de los reguladores del Reino Unido este mes.
Glaxo dijo la semana pasada que el fármaco era eficaz contra mutaciones clave en la variante ómicron, pero las pruebas más recientes brindan más certeza de que podría resistir la variante.
Los anticuerpos inyectados son solo una herramienta en el arsenal de tratamientos contra el COVID, pero podrían ser clave para las personas inmunodeprimidas que no generan una respuesta adecuada a las vacunas, y ayudar a disminuir los efectos del virus en aquellos más susceptibles a desarrollar cuadros graves de la enfermedad.