Las vacunas de Pfizer con su socio alemán BioNTech SE y Moderna usan un método diferente para proteger contra el COVID-19 que se basa en el ARN mensajero (ARNm), que programa las células a fin de generar inmunidad contra el coronavirus. (REUTERS/Dado Ruvic).
Las vacunas de Pfizer con su socio alemán BioNTech SE y Moderna usan un método diferente para proteger contra el COVID-19 que se basa en el ARN mensajero (ARNm), que programa las células a fin de generar inmunidad contra el coronavirus. (REUTERS/Dado Ruvic).

Los gobiernos ricos están recurriendo a las vacunas COVID-19 de y para mantener sus programas de vacunación en marcha, ya que las preocupaciones de seguridad y los problemas de producción han puesto al margen a las dosis de y , dicen los expertos en salud pública y los analistas de la industria.

Países de Europa y Asia, así como Sudáfrica, están limitando o deteniendo el uso de la vacuna de AstraZeneca por motivos de seguridad.

El despliegue de la vacuna de una sola dosis de J&J se detuvo en Estados Unidos y Europa esta semana por un puñado de casos de coágulos sanguíneos muy raros pero peligrosos en el cerebro, muy parecidos al problema de seguridad de AstraZeneca.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos dijo que estaba estudiando si la tecnología de ambas vacunas estaba relacionada con los casos de coagulación. Ambas usan un virus del resfriado modificado como vector para introducir las proteínas del coronavirus en las células y provocar una respuesta inmune.

Combinadas, las dos vacunas deberían representar más del 25% del suministro mundial en el 2021, según un recuento de Reuters de comunicados públicos y reportes de medios de comunicación.

Las vacunas de Pfizer con su socio alemán BioNTech SE y Moderna usan un método diferente para proteger contra el COVID-19 que se basa en el ARN mensajero (ARNm), que programa las células a fin de generar inmunidad contra el coronavirus.

Según los analistas, las dos vacunas ya se consideraban la opción preferida entre los países ricos, basándose en los datos de las pruebas clínicas que mostraban una eficacia superior al 90% en la prevención del COVID-19 sintomático.

Hasta ahora, unos 120 millones de estadounidenses han recibido la vacuna de Pfizer o Moderna sin que se haya detectado ningún problema de seguridad importante.

Ahora, Estados Unidos y la Unión Europea están presionando para abastecerse con más vacunas de ARNm. Japón también está trabajando para conseguir 100 millones de dosis de la vacuna de Pfizer para finales de junio.

“En este momento, (las vacunas basadas en ARNm) son los Lamborghinis o McLarens de las vacunas para el COVID-19”, dijo el doctor Peter Hotez, investigador de vacunas del Baylor College of Medicine de Houston, refiriéndose a los automóviles de lujo.

J&J y AstraZeneca no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios.

Tanto Moderna como Pfizer dijeron que están trabajando para aumentar la producción por encima de sus objetivos del 2021 de hasta 1,000 millones y 2,500 millones de vacunas, respectivamente.

Pfizer dijo esta semana que tiene como objetivo un aumento del 10% en las entregas de dosis en Estados Unidos hasta mayo y 50 millones de dosis más para Europa en el segundo trimestre del 2021. La UE también está negociando hasta 1,800 millones de dosis de Pfizer para el 2022 y 2023.

La biotecnológica alemana CureVac, que está probando su propia vacuna de ARNm, dijo el jueves que la demanda por su inyección han aumentado en los últimos días tras la pausa de J&J. La compañía espera solicitar la autorización europea a finales de mayo o principios de junio.

“No es barata”

El mayor costo, los límites de producción y los exigentes requisitos de transporte y almacenamiento podrían limitar la disponibilidad de las vacunas basadas en ARNm en los países con menos ingresos, según los expertos.

“Las materias primas necesarias para la fabricación y producción de ARNm no son baratas ahora mismo”, dijo Hartaj Singh, analista de biotecnología de Oppenheimer & Co.

“En el segundo semestre de este año, veremos que la conversación cambia a: ‘vale, ¿cómo podemos ayudar al mundo en desarrollo a conseguir vacunas de ARNm?”, dijo Singh refiriéndose a países como Estados Unidos, que se ha comprometido a hacerlo.

El presidente ejecutivo de Moderna, Stéphane Bancel, reiteró esta semana que su empresa podría aumentar significativamente la producción en el 2022.

El miércoles, Reuters informó de que Moderna estaba hablando con una empresa estadounidense con capacidad para producir 30 millones de dosis de su inyección cada mes.

Pero es probable que los países más pobres sigan dependiendo de las vacunas de J&J, AstraZeneca y otras de China y Rusia que, a diferencia de las inyecciones de ARNm, pueden almacenarse en un refrigerador estándar, lo que las convierte en una mejor opción para las zonas rurales y de difícil acceso.

Esto podría cambiar, según Amesh Adalja, investigador principal del Centro de Seguridad Sanitaria de Johns Hopkins.

“Es de esperar que se produzca una innovación en torno al almacenamiento de las vacunas de ARNm que permita su uso más amplio”, dijo.