Las autoridades australianas extendieron este miércoles hasta el 30 de julio el confinamiento de la ciudad de Sídney, que aglutina a más del 20% de los 25 millones de habitantes del país, por un brote de coronavirus (COVID-19) vinculado a la variante delta.
“Necesitamos prolongar el cierre por lo menos otras dos semanas”, dijo la jefa de gobierno de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklian, al informar de 97 nuevas infecciones locales de la COVID-19, con un número indeterminado de casos con origen desconocido.
Este brote, detectado a mediados del mes pasado, obligó a las autoridades a decretar el 26 de junio el confinamiento estricto de unos 6 millones de habitantes de la zona metropolitana de Sídney y las comunidades aledañas.
El rebrote de la COVID-19, que supuestamente surgió en el popular barrio de Bondi, se ha propagado hacia otras zonas de la ciudad hasta acumular más de 800 casos activos.
El Gobierno australiano anunció la víspera ayudas financieras para los trabajadores y negocios afectados por el confinamiento, así como una inyección de 17,35 millones de dólares australianos (12,99 millones de dólares estadounidenses o 10,96 millones de euros) para los servicios de salud mental de Nueva Gales del Sur.
Australia acumula más de 31.300 casos de la COVID-19 desde el inicio de la pandemia, que incluye 912 fallecidos, e intenta acelerar su campaña de vacunación, retrasada respecto al cronograma gubernamental y que solo ha podido administrar la pauta completa a menos del 10 por ciento de su población.