En una estresante lucha contra una inflación del 113% anual, muchos argentinos se ven obligados a recorrer diariamente diferentes comercios en la búsqueda del mejor precio de bienes básicos como alimentos para defender su menguante poder de compra.
En medio de una prolongada crisis que ha arrojado a buena parte de los argentinos a la pobreza, el Gobierno dará a conocer el miércoles por la tarde el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto, que sería del 11.8%, según la mediana de un sondeo de Reuters, impulsado por una abrupta devaluación del peso.
“Tanto mi señora como yo lo que hacemos es recorrer, buscar precios, buscar lugares donde haya ofertas por cantidad para, de esa manera, ganarle a la inflación o al menos competirle un poquito”, dijo Fernando Cabrera, de 59 años, mientras hacía cuentas con su calculadora en un mercado de frutas y verduras de Tapiales, en los suburbios de Buenos Aires.
“Se hace difícil porque lo que cuesta un producto hoy, mañana o pasado cuesta un poco más, siempre es estar como contrarreloj, buscando y buscando, comprar lo que sea más barato en un lugar e ir a otro y comprar otra cosa”, agregó su esposa Laura Celiz.
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Argentina sufre una depreciación crónica del peso doméstico, una escasez de divisas en el banco central y un déficit fiscal difícil de recortar, mientras negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el pago de una deuda por US$ 44,000 millones, en un país donde cuatro de cada 10 habitantes vive en la pobreza.
La inflación es una de las principales preocupaciones de los argentinos, que irán a las urnas para elegir presidente el 22 de octubre entre tres candidatos: el ultraliberal Javier Milei, quien más votos logró en las primarias de agosto; el actual ministro de Economía, Sergio Massa, y la exministra conservadora Patricia Bullrich.
“¿A qué tipo de cambio estamos evaluando esta inflación? Algunos estiman que podría acelerarse al 180%, por lo cual estamos hablando de niveles de inflaciones récord”, dijo el analista económico Damián Di Pace. “Mientras el resto de los países de América Latina tiene una inflación de 1 dígito, Argentina ya está en 3″, agregó.
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Los compradores no solo hacen malabares para llegar a fin de mes, sino también los dueños de comercios, que deben pagar valores más altos por la mercadería y no saben si podrán reponerla tras vender, además de sufrir la escasez de productos ante la incertidumbre por la acelerada inflación.
El carnicero Marcelo Capobianco, de 53 años, teme tener que cerrar su negocio y evalúa emigrar a otro país, mientras exhibe los precios de la carne en dólares, la moneda que muchos usan de refugio ante la devaluación constante del peso.
“Es dramático porque no sabemos cómo vamos a pagar este mes el alquiler, cómo vamos a pagar la luz porque la gente está enojada y tiene todo su derecho porque no le alcanza para comprar un kilo de carne, entonces nos vamos a ver afectados”, dijo Capobianco en su carnicería de Olivos, en las afueras de Buenos Aires.
“Ya estamos pensando qué vamos a hacer porque, en realidad, si esto continúa, yo creo que vamos a tener que bajar nuestra persiana”, agregó.
Fuente: Reuters
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