Científicos de Estados Unidos enviaron a la Estación Espacial Internacional experimentos con células madre con el objetivo de ver si éstas crecen mejor en condiciones de cero gravedad. Las células madre pueden generar casi cualquier tipo de célula en el cuerpo y tienen el potencial de ser utilizadas para tratar diversas enfermedades.
Las células madre del investigador Dhruv Sareen llegaron el fin de semana a la estación espacial en una nave de suministros.
El experimento de los científicos del Centro Médico Cedars-Sinai en Los Ángeles es el más reciente proyecto de investigación que implica enviar células madre al espacio. Algunos, como éste, pretenden superar la dificultad en Tierra de producir las células en grandes cantidades. Otros exploran cómo los viajes espaciales afectan las células del cuerpo. Y algunos ayudan a entender mejor enfermedades como el cáncer.
“Al empujar los límites de esta manera, es conocimiento, es ciencia y es aprendizaje”, dijo Clive Svendsen, director general del Instituto de Medicina Regenerativa de Cedars-Sinai.
Sin embargo, las aplicaciones terrenales de gran parte de esta investigación podrían estar un poco lejos.
En este momento, los únicos productos a base de células madre aprobados por los reguladores médicos en Estados Unidos contienen células madre que forman sangre a partir de la sangre del cordón umbilical para pacientes con trastornos sanguíneos, como ciertos casos de linfoma. No hay terapias aprobadas que utilicen el tipo de células madre que se envían al espacio u otras derivadas de ellas, dijo Jeffrey Millman, experto en ingeniería biomédica de la Universidad de Washington en St. Louis.
Pero los ensayos clínicos en curso que involucran células madre se enfocan en condiciones como la degeneración macular, la enfermedad de Parkinson y el daño por ataque cardíaco. Y Millman está involucrado en una investigación que podría conducir a un nuevo enfoque para el tratamiento de la diabetes Tipo 1.
Pero todas estas promesas se ven atenuadas por un problema terrenal: la gravedad planetaria dificulta el crecimiento en grandes cantidades de células necesarias para futuras terapias que pueden requerir más de mil millones por paciente.
Svendsen