Los políticos de Occidente han criticado a China por los retrasos iniciales en la entrega de información mientras el coronavirus se propaga por todo el mundo. Ahora que Pekín desarrolla una vacuna, la necesidad de transparencia está resultando esencial para recuperar la confianza.
La farmacéutica estadounidense Pfizer Inc. y la firma alemana de biotecnología BioNTech SE anunciaron esta semana que su vacuna parece tener una eficacia superior al 90% en el control de las infecciones por COVID-19. El hallazgo preliminar estimuló un repunte bursátil mundial y puso a las compañías a la cabeza de la carrera por la vacuna.
Casi al mismo tiempo, el ensayo de fase final de una de las principales vacunas experimentales de China se suspendió en Brasil debido a un evento adverso grave. Si bien Brasil revirtió su decisión en menos de 48 horas, el episodio puso de relieve las tensiones geopolíticas en torno al desarrollo de las vacunas: el mes pasado, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dijo que China carece de credibilidad y que la gente no se sentiría a salvo con la vacuna china “debido a su origen”.
“A medida que China continúa forzando el avance de sus propias vacunas hacia la fase final de los ensayos clínicos en medio del anuncio de Pfizer, la necesidad de que Pekín aborde la percepción pública en torno a los problemas de seguridad de sus vacunas es ahora más apremiante que nunca”, dijo Xiaoqing Lu Boynton, consultora de Albright Stonebridge Group enfocada en la atención médica y las ciencias de la vida.
Para China, hay mucho en juego en el desarrollo de una vacuna exitosa tras un año en que el brote en Wuhan afectó aún más las relaciones con Estados Unidos, Europa, India y Australia. Si bien Pekín rápidamente controló el virus y trató de distribuir ayuda a otros países, surgieron quejas sobre materiales defectuosos y condiciones para la entrega.
La carrera por desarrollar una vacuna se ha convertido desde entonces en una forma para que China muestre al mundo su superioridad tecnológica, mientras la Administración Trump insta a países de todo el mundo a que eviten recurrir a empresas chinas para sus redes 5G, chips computacionales y grandes proyectos de infraestructura.
Distribuirla ampliamente también ayudaría a China a recuperar parte del poder blando perdido: el presidente chino, Xi Jinping, prometió que las vacunas desarrolladas por su país serán un “bien público” global, y se unió a un esfuerzo respaldado por la Organización Mundial de la Salud para vacunar a todos contra el COVID-19.
‘Bien público chino’
El “problema para mí es si se trata de un bien público global o un bien público de China, son dos nociones diferentes”, dijo Nicolás Chapuis, embajador de la Unión Europea en China. Si bien aplaudió la decisión de China de unirse al programa de vacunas respaldado por la OMS, dijo que aún quedan muchas interrogantes sobre la distribución, el precio y la certificación internacional.
“Para obtener la certificación hay que entregar muestras”, dijo. “No se han entregado muestras”.
China prometió priorizar la entrega de dosis para más de 60 países, incluidos gobiernos que han recibido créditos para infraestructura en virtud de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, de Xi. Indonesia, Bangladesh, Pakistán y Marruecos tienen acuerdos formales con los principales fabricantes de vacunas de China, y les prometió a países de Latinoamérica y el Caribe un préstamo de US$1.000 millones para la compra de dosis para ellos.
No obstante, el revés de China en Brasil, junto con el avance de Pfizer, “pone en peligro la diplomacia de las vacunas de China”, dijo Yongwook Ryu, profesor asistente de relaciones internacionales de Asia Oriental en la Escuela de Política Pública Lee Kuan Yew, de la Universidad Nacional de Singapur.
‘Falta de transparencia’
“El problema es la falta de transparencia”, dijo Ryu. “Así que lo correcto es que el Gobierno chino haga públicos los resultados de sus ensayos e información relacionada, para que los expertos puedan analizarlos”.
China ya ha administrado la vacuna –incluida la de Sinovac Biotech Ltd., cuyo ensayo se suspendió en Brasil– a cientos de miles de personas en virtud de un amplio programa de uso de emergencia. Pero ninguno de los principales tratamientos experimentales chinos ha publicado datos preliminares de los ensayos de fase 3 como lo ha hecho Pfizer.
Funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de China elogiaron el avance de las vacunas del país durante la semana pasada y dijeron que la seguridad es de suma importancia. El viceministro chino de Relaciones Exteriores, Luo Zhaohui, dijo que China estaba “en una posición de vanguardia en el mundo”, mientras que el portavoz Wang Wenbin dijo el jueves que el programa de vacunación del país “ha sido elogiado por muchos países”.
Todavía podrían surgir compañías chinas como líderes en la distribución de los tratamientos: las vacunas inactivadas serían más fáciles de distribuir en los países más pobres en comparación con la doble inoculación de Pfizer, que requiere costosas redes de producción, almacenamiento y transporte a muy bajas temperaturas. El revés en Brasil podría en realidad reforzar la noción de que China se toma en serio la seguridad de su vacuna, según Yanzhong Huang, miembro principal de salud global del Consejo de Relaciones Exteriores.
“Todavía es demasiado pronto para afirmar que EE.UU. ganó la carrera”, dijo.
No obstante, actualmente varios gobiernos asiáticos se están contactando con Pfizer para acceder a la vacuna y obtener información de la compañía. Los resultados de Pfizer “han dado esperanza” a muchos programas de investigación que utilizan tecnología similar, dijo el martes Nakorn Premsri, director del Instituto Nacional de Vacunas de Tailandia, en una rueda de prensa.
‘Hazaña’
Incluso China se está subiendo al carro. Su regulador de medicamentos aceptó una solicitud de la farmacéutica nacional Shanghái Fosun Pharmaceutical Group Co. para llevar a cabo un ensayo puente que allanaría el camino para la aprobación de la vacuna de Pfizer en China. Fosun señaló que podría gastar decenas de millones de yuanes para construir la logística de la cadena de frío necesaria para almacenar y suministrar la vacuna en China.
El nacionalismo de las vacunas está aumentando, por lo que es aún más importante que las compañías chinas publiquen todos sus datos y los sometan a una revisión por parte de pares, dijo Nicholas Thomas, profesor asociado de salud pública en la Universidad de la Ciudad de Hong Kong.
“Si el mundo va a confiar en una vacuna china, entonces la información tendrá que ser transparente”, dijo.
Sin embargo, incluso entonces, aún puede ser difícil lograr que los adversarios de China acepten la vacuna. En India, donde distribuir las vacunas a más de 1.000 millones de personas será un desafío, sin importar de dónde provenga, la furia pública contra China es la más alta en los últimos tiempos debido a un fatal enfrentamiento fronterizo que se ha prolongado durante meses.
“La cooperación será difícil dados los niveles actuales de confianza”, dijo Biren Nanda, exembajador indio que pasó una década en China. “Cuando no solo India, sino incluso otras naciones, parecen no poder confiar en China con su trabajo en nuestros sistemas de telecomunicaciones y electrónica, sería una tarea difícil esperar que haya confianza en una vacuna de ese país”.