Los partidos políticos chilenos buscaban el miércoles salvar un segundo proyecto constitucional de una derrota electoral que mantendría vigente a la Constitución implantada por los militares en 1981.
El electorado chileno rechazó mayoritariamente el año pasado un nuevo texto constitucional y ahora, según encuestas coincidentes, virtualmente la mitad de los consultados votaría en contra del segundo proyecto que se plebiscitará el próximo 17 de diciembre.
Ante la posibilidad de que la nueva carta magna también sea rechazada, seis partidos políticos de centroizquierda, centroderecha y ultraderecha se movilizaron esta semana y designaron a una comisión técnica para acordar un proyecto que les permita lanzar una campaña común a favor del texto.
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El Consejo Constitucional, dominado por la ultraderecha, concluyó el miércoles la redacción del segundo proyecto que incluye varias disposiciones rechazadas por el oficialismo izquierdista.
Entre éstas se encuentra la que señala que “la ley protege la vida de quien está por nacer” porque, si quedara consagrada en una nueva Constitución, podría colisionar con la ley que permite el aborto en determinadas circunstancias. Otras son la que reduce de 155 a 138 la cantidad de diputados, el rechazo a la paridad de género en el Congreso y el condicionamiento del derecho a la huelga a una negociación colectiva.
Aunque el texto incluye que Chile es un Estado social y democrático de derecho, el oficialismo estima que no lo expresa con la fuerza necesaria.
El presidente del Partido Comunista, Lautaro Carmona, afirmó que la propuesta es una “monstruosidad” y que es la “profundización del capitalismo neoliberal”.
El texto pasará el próximo sábado a manos de un Comité de Expertos de 24 miembros que pueden sugerir cambios al consejo pero basados en acuerdos políticos transversales para poder obtener 30 de los 50 votos del ente redactor.
De los 50 escaños del consejo el ultraderechista Partido Republicano tiene 22, la derecha tradicional 11 y la centroizquierda cuenta con 17. Los republicanos además tienen el poder de veto.
Jaime Quintana, presidente del oficialista Partido Por la Democracia, recordó que “hace más de una semana venimos insistiendo en la necesidad de un amplio acuerdo para evitar un nuevo fracaso del proceso constitucional”.
En tanto, la presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, se mostró más optimista que Carmona al señalar que “todavía es posible, aún es tiempo de construir una Constitución para todos”.
Aunque el oficialismo y la oposición tradicional, con 17 y 11 votos, respectivamente, sumarán sus votos, necesitarían de al menos dos apoyos de la ultraderecha para alcanzar los 30 votos.
Arturo Squella, presidente del Partido Republicano, dijo que en fuerza “no hay líneas rojas” aunque advirtió que hay puntos en los que no transarán, entre ellos la enmienda que señala que la ley protege la vida de quien está por nacer.
Desde su fundación en 2019 el Partido Republicano ha rechazo cambiar la Constitución legada por la dictadura militar (1973-1990).
Si el texto es aprobado en el plebiscito de diciembre se publicará en la gaceta oficial y entrará en vigor 10 días después, según la Constitución vigente que no precisa qué pasará si hay un segundo rechazo consecutivo. Las interpretaciones son variadas: algunos expertos dicen que seguirá vigente la carta magna de 1981, otros que el Congreso puede iniciar la reforma y algunos que se debe hacer un tercer proyecto.
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