La decisión de Chile de no realizar dos conferencias mundiales tras los peores disturbios civiles en una generación envía un mensaje claro al mundo: no esperar que la crisis terminará pronto.
La nación latinoamericana ha estado envuelta en protestas, desórdenes, saqueos y ataques incendiarios durante casi dos semanas en medio de una creciente ira por la desigualdad y el costo de la vida. La policía perdió el control en algunas zonas de Santiago en ciertos momentos y el gobierno se vio obligado a pedir ayuda temporalmente al ejército.
El presidente Sebastián Piñera había proclamado el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) y la Conferencia de las Naciones Unidas Sobre el Cambio Climático (COP 25) como una demostración del creciente protagonismo de Chile en el escenario global y una oportunidad para mostrar al mundo la nación más rica de Sudamérica. Al final, se convirtieron en una fuente de vergüenza, un símbolo de su incapacidad para controlar las calles de su propio país. Es la primera vez que un país anfitrión decide no realizar la reunión de APEC.
“Esto va a dañar la imagen del país”, dijo Paulina Astroza, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Concepción. “También está diciendo que el gobierno estaba proyectando que a esa fecha iba a estar todo controlado”.
Al menos 19 personas han muerto en 13 días de disturbios, con más de 1,000 heridos y más de 380 supermercados saqueados, un tercio del total en el país. El sistema de metro ha operado un servicio parcial después de que más de 70 estaciones fueron dañadas y las fuerzas de seguridad impusieron el toque de queda durante la primera semana.
Pocas alternativas
La semana pasada, el gobierno había insistido en que seguiría adelante con las conferencias. Tal actitud pareció cambiar después de que más de un millón de personas marcharon por Santiago el 25 de octubre en la manifestación más grande en la historia del país y la violencia estalló nuevamente el lunes.
Hasta los recientes disturbios, Chile era ampliamente considerado como la economía más estable de América Latina, al disfrutar casi 40 años de un rápido crecimiento. Sin embargo, Piñera habría quedado con pocas alternativas.
“La cancelación es una señal de la gravedad de la crisis”, dijo Jennifer Pribble, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Richmond. “Ser sede de las cumbres habría sido visto como una distracción y una actitud de no tomar en serio las demandas”.
El peso cayó un 1.6% a 738.65 por dólar el miércoles, alcanzando un mínimo de 16 años, mientras que el índice de referencia IPSA cayó un 3.1%. Los swaps de incumplimiento crediticio de Chile aumentaron 4 puntos básicos a 42 pb.
‘Fase uno’
El foro APEC habría puesto a Chile en el centro de la atención mundial.
El presidente estadounidense, Donald Trump, había dicho que esperaba firmar la “fase uno” de un acuerdo comercial con su homólogo chino, Xi Jinping, en el evento del 16 al 17 de noviembre. Ahora están en busca de otro lugar para firmar el acuerdo.
La conferencia COP25 fue un evento organizacional aún más grande. El gobierno estaba construyendo un inmenso centro de conferencias temporal en el sur de Santiago, por un valor de al menos US$ 62 millones, incluida la compra de autobuses eléctricos para transportar a los delegados.
Un cálculo muy preliminar es que las protestas hasta ahora podrían restar aproximadamente 1.5 puntos porcentuales del indicador de actividad económica mensual del país, según Sebastián Díaz, economista de Pacífico Research, con sede en Santiago. Solo la industria minorista fija el costo en más de US$ 1,400 millones y advierte que las ventas caerán más del 10% en octubre.
“Un balde de agua fría”
La Asociación Gremial de Hoteleros de Chile dijo que la cancelación del evento fue “un balde de agua fría” y que dañaría la industria del turismo ya que muchos habían hecho inversiones para recibir a los miles de delegados para la cumbre de la COP25. La reunión del año pasado en Polonia recibió a más de 30,000 delegados.
La cancelación “va a golpear en lo inmediato en las expectativas de inversión y alza en la incertidumbre, ya que da la visión que el contexto actual del país es más grave de lo que se pensaba”, dijo Martina Ogaz, analista de EuroAmerica en Santiago. “Esta caída en las expectativas y alza en incertidumbre se podría traducir en una baja de inversiones, tanto locales como extranjeras, como en la creación de empleo”.
Sin embargo, la industria hotelera aún tiene algo que esperar en Chile. El país ratificó la final de la Copa Libertadores de fútbol del 23 de noviembre, dijo la ministra del Deporte, Cecilia Pérez, a la prensa el miércoles.
“Más allá de lo que sucedió con la APEC y la COP25, son cosas distintas”, dijo Pérez.