Más de 13 millones de chilenos están llamados a las urnas este domingo para elegir a los primeros gobernadores de las 16 regiones de Chile en la segunda vuelta de unos comicios cuyos resultados se leerán en clave presidencial.
Es la primera vez que los chilenos escogen a sus líderes regionales, pues hasta ahora los intendentes eran designados por el Ejecutivo, por lo que estas elecciones suponen un paso histórico hacia la descentralización.
Tres de las 16 regiones del país no celebrarán una segunda vuelta, pues los ganadores fueron elegidos con más del 40 % de los votos: el independiente Rodrigo Mundaca, en Valaparaíso (centro); la socialista Andrea Macías Palma, en Aysén (sur), y el izquierdista Jorge Flies, en Magallanes (sur).
La contienda por Santiago, la endémica abstención, los independientes o las funciones acotadas de los nuevos gobernadores son las claves que marcarán las elecciones, cuya primera vuelta fue el 15 y 16 de mayo.
Santiago, la gran batalla
La Región Metropolitana, el área donde se ubica Santiago y viven siete de los 19 millones de habitantes del país, es la madre de todas las batallas: quien la gane se convertirá en la segunda autoridad elegida con mayor cantidad de votantes, tras el presidente.
Karina Oliva (36 años) y Claudio Orrego (54) lograron desbancar a la única apuesta de la derecha en primera vuelta y simbolizan el enfrentamiento entre dos izquierdas muy polarizadas, con grandes diferencias de fondo y forma.
Oliva, a quien le achacan inexperiencia, pertenece al Frente Amplio (FA), una coalición que irrumpió como una izquierda renovada hace menos de una década, mientras que Orrego es una cara conocida de la vieja política, de la histórica Democracia Cristiana (DC).
Con un ojo en la moneda
Con las presidenciales a la vuelta de la esquina (el 21 de noviembre), todos los expertos coinciden en que las regionales marcarán el pistoletazo de salida en la carrera hacia La Moneda y los territorios podrían convertirse en bastiones de los candidatos, especialmente Santiago.
Oliva inclinaría el eje de la oposición hacia la izquierda radical, pudiendo impulsar al precandidato del FA, Gabriel Boric, o al comunista Daniel Jadue -que lidera las encuestas-, mientras que Orrego podría mover a un aspirante moderado, según expertos.
La sorpresa independiente
Contra todo pronóstico, los independientes fueron los grandes ganadores de los megacomicios de mayo, en los que también se eligieron las autoridades municipales y constituyentes.
Muchos fueron los candidatos sin afiliación a partidos los que dieron la sorpresa en mayo, lo que demuestra el creciente rechazo a los partidos tradicionales. Un claro ejemplo fue Mundaca (activista a favor del derecho al agua) en Valparaíso, el epicentro de la sequía en Chile.
De los 26 candidatos que compiten en el balotaje regional, tres son independientes que se presentan por su cuenta y seis están considerados como tales aunque concurren en las listas de partidos políticos.
Hacia la descentralización
Chile era hasta ahora uno de los dos países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), junto con Turquía, que no elegía a las autoridades intermedias, como sí hacen vecinos como Argentina o Perú.
Fue durante el segundo Gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018) cuando el Parlamento aprobó una reforma que divide en dos a la figura de actual intendente y crea dos nuevas: gobernador regional electo y delegado presidencial, que seguirá siendo el representante del mandatario en el territorio.
Los nuevos gobernadores, que tomarán posesión el 14 de julio para un periodo de cuatro años, se convertirán en autoridades con alta visibilidad y, en muchos casos, en contrapoderes territoriales al centralizado Santiago, donde se concentra el poder público, pero también el empresarial.
Funciones acotadas
La crítica extendida es que los gobernadores regionales serán “niños con dientes de leche”, con pocas atribuciones y muy poco presupuesto.
Formular políticas de desarrollo de la región, representar judicial y extrajudicialmente al territorio, fiscalizar al sector público o promulgar el plan regional de ordenamiento territorial serán algunas de sus funciones, aunque el Congreso sigue tramitando proyectos de ley que deberían dilucidar varios puntos. El orden y la seguridad, sin embargo, dependerán de los delegados presidenciales.
¿Baja participación?
Desde que el voto empezó a ser voluntario en el 2012, la abstención se ha vuelto endémica en Chile. Ninguna elección desde entonces ha superado el 50% del padrón, a excepción del plebiscito sobre una nueva Constitución del pasado octubre (51%).
Pese a que el balotaje regional se vive con gran expectación, se prevé que mueva a menos electores que en mayo, cuando participó un 43% del padrón.
La nueva cuarentena total que comenzará el sábado en toda la capital -decretada por la saturación hospitalaria a causa de la epidemia del coronavirus- amenaza con desalentar el voto, aunque la población puede salir a votar sin permisos especiales. Aun así, ya hay muchas voces que piden la vuelta al voto obligatorio.