Si para el multimillonario presidente chileno resultó incómodo ser increpado después de que su nombre apareció en los papeles de Pandora, las repercusiones para el candidato de su coalición en las próximas elecciones podrían ser aún mayores.
Este lunes, el presidente, Sebastián Piñera, dijo a los periodistas que la venta de su participación en un proyecto minero en el 2010, que fue mencionada en la filtración masiva de documentos confidenciales del domingo, fue hecha sin su conocimiento.
Piñera argumentó que antes de asumir su primer mandato como presidente, se había distanciado de la gestión de las inversiones familiares, por lo que no fue informado ni consultado sobre la transacción.
Durante ocho años, el proyecto de mineral de hierro de Dominga, con un valor de US$ 2,500 millones, ha sido objeto de deliberaciones legales y reglamentarias sobre su impacto en las reservas de vida silvestre.
Tras la filtración, Piñera dijo que los eventos mencionados ya habían sido investigados en los tribunales locales en el 2017. Si ese es el caso, las implicaciones para él podrían no ir más allá de un cuestionamiento ético sobre su papel como inversionista y jefe de Estado.
Pero a poco más de un mes de una de las elecciones presidenciales más importantes desde el regreso de Chile a la democracia, la manifestación de inocencia de Piñera podría complicar aún más las cosas para Sebastián Sichel, el candidato de la coalición de centroderecha “Chile Podemos Mas”.
El último giro en el controvertido proyecto de Dominga llega en el peor momento posible para Sichel, que ha caído en las encuestas al tercer lugar, con el candidato conservador José Antonio Kast ocupando el segundo sitio, después de que una controversia sobre los retiros de pensiones involucrara al candidato de la continuidad la semana pasada.
Gabriel Boric, de la coalición de izquierda Apruebo Dignidad, se mantiene en primer lugar.
Kast pidió una investigación sobre la venta de Dominga. Boric dijo que Piñera siempre ha puesto sus intereses personales por encima del bien común y que “cualquier parecido con sus candidatos no es casualidad”. El equipo de Sichel no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
Sin embargo, aunque el exministro del Gobierno de Piñera no tenga nada que ver con Dominga, podría ser el portador involuntario de un mayor disgusto electoral por los abusos de poder percibidos. Los votantes chilenos se están alejando de los partidos tradicionales después de una serie de protestas por las desigualdades sociales y económicas en los meses previos a que la pandemia desencadenara un proceso para redactar una nueva Constitución.