El canal de Panamá proyecta operar de 30 a 31 tránsitos diarios en el año fiscal que comenzará el 1 de octubre próximo, por debajo de los 32 actuales, pero descartó que estas restricciones derivadas de la crisis del agua impacten en los precios finales generando inflación en los mercados de destino, especialmente de la carga que va en contenedores.
La operación de 30 a 31 tránsitos diarios establecidos en el presupuesto fiscal de 2024 es una “proyección modesta” e incluso “más baja” que los 32 cruces impuestos desde el pasado 31 de julio como medida para ahorrar agua, dijo este martes el administrador de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), Ricaurte Vásquez, en un encuentro con la prensa.
La prolongación de la sequía en el país este año y la llegada del fenómeno de El Niño, que exacerba la falta de lluvias en el istmo, obligaron a reducir tanto los tránsitos diarios, de los 36 en condiciones óptimas a 32, como el calado (la parte sumergida del barco), que está en 44 pies de un máximo de 50 que ofrece la vía.
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La restricción de tránsitos ha provocado un embotellamiento en el canal, el único en el mundo de agua dulce y que une los océanos Atlántico y Pacífico, especialmente de buques que no tiene reserva, es decir, sin un cruce programado, que en su gran mayoría son graneleros, gaseros, quimiqueros, entre otros.
La tarde de este martes había 126 buques en fila para transitar por la vía, que están esperando un promedio de cinco días y medio para cruzar, aunque hay casos en que esta cifra se eleva hasta 14 días, explicó Vásquez.
Pero “nunca ha habido 200 buques” en fila, como han indicado algunos medios. El número más abultado se registró el pasado 9 de agosto y eran 163, precisó el administrador, que recalcó que en temporada alta el canal registra unas 120 embarcaciones en espera y en la baja 72.
Fuerzas del mercado definen valor de subastas
El canal mantiene un sistema de subastas para que los buques sin reserva puedan acceder a un tránsito. Se trata de un costo adicional al peaje cuyo valor viene dado por el mercado, dijo Vásquez.
Es a esas fuerzas del mercado que se atribuye el que un buque gasero haya pagado US$ 2.4 millones para acceder a la subasta, una cifra “excepcional”, porque el costo promedio es de US$ 500,000 para las esclusas neopanamax, las de la ampliación operativa desde 2016, y de 260,000 para las panamax, más pequeñas e inauguradas en 1914, explicó.
“No hay ninguna prelación establecida en el proceso de ir a la subasta (...) algunos pueden atribuir que el canal, al ser un servicio público, está abusando del precio (de la subasta). No es así. Quien define el precio que se paga es el cliente” de acuerdo con su necesidad particular, agregó Vásquez.
Impacto nulo en precios finales
El administrador negó que la actual situación del canal impacte en el precio final de las mercancías, especialmente las que se transportan en contenedores, que representa el 45% del negocio de la vía por la que pasa alrededor del 3% del comercio mundial.
El canal de Panamá maneja “más del 50 % de los contenedores que llegan a la Costa Este de EE.UU.”, pero el precio de este tránsito “para un buque portacontenedores dentro del valor de la carga cuando llega al puerto de destino es menos de la mitad del 1% del costo de mover la carga y del precio puesto en precio de destino”.
Desde el punto de vista de la carga contenerizada “el canal de Panamá no ha afectado al mercado (...) eso lo entendemos y eso lo hemos conversado no solamente con las navieras, que son nuestros clientes directos, lo hemos conversado con los clientes de las navieras que son los dueños de la carga”, afirmó Vásquez.
Fuente: EFE
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