El presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, expresó este sábado su rechazo frontal al aborto, a la “ideología de genero” y a la “liberación de las drogas”, en una marcha de grupos evangélicos en Sao Paulo.
“Somos defensores de la familia brasileña”, exclamó el mandatario subido en un camión desde el que habló a los cientos de personas que participan en la “Marcha para Jesús”, que volvió a las calles de la capital paulista después de dos años en formato virtual por la pandemia de coronavirus.
El jefe de Estado, que aspira a un nuevo mandato en las elecciones de octubre, para las que el máximo favorito es el exgobernante Luiz Inácio Lula da Silva, insistió en que los comicios serán una “terna entre el bien contra el mal” y aseguró que “el bien vencerá una vez más”.
“Todos los días pido cuando me levanto que nuestro país no se someta al socialismo”, señaló Bolsonaro, segundo en los sondeos electorales a una distancia de entre 15 y 20 puntos del candidato del Partido de los Trabajadores (PT), que este sábado también cumple agenda en Sao Paulo.
Bolsonaro pidió a sus simpatizantes evangélicos, que forman parte de la base social de apoyo a su Gobierno, que se fijen “en cómo se vive en Venezuela” o en la situación de “Argentina y Chile”, países gobernados por líderes progresistas, como pronto lo estará Colombia, tras la victoria del exguerrillero Gustavo Petro.
“Nosotros no queremos eso para nuestro Brasil”, aseveró el capitán retirado del Ejército.
Bolsonaro también pretende participar hoy en la “Marcha para Jesús” que se celebra en Uberlândia, estado de Minas Gerais (sureste), antes de volver a Brasilia.
A pocos de kilómetros de distancia, su mayor adversario político, Luiz Inácio Lula da Silva, que gobernó Brasil entre 2003 y 2010, encabeza un acto en defensa de la democracia y contra el hambre en Diadema, en la zona metropolitana de Sao Paulo.
El estado de Sao Paulo, el más rico de Brasil, es clave para los comicios al tratarse del mayor colegio electoral del país. En este contexto, Bolsonaro y Lula están centrando buena parte de sus esfuerzos en ganarse la simpatía de los electores paulistas, cuando faltan menos de tres meses para las presidenciales.